Corren malos tiempos para el bolsillo. Así lo constata el Boletín Económico correspondiente a abril, publicado ayer por el Banco de España, en el que se le toma la temperatura a la economía patria durante el primer trimestre del año. Y los resultados constatan el frenazo, ya que, según la institución que pilota Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el PIB aumentó un 2,8% de enero a marzo, lo que se traduce en siete décimas menos que en el último trimestre del 2007, en el que alcanzó el 3,5%.
Sin embargo, el ministro de Economía hizo una lectura «claramente positiva» del dato, porque muestra que España sigue creciendo por encima del resto de Europa, y añadió que la cifra «está en línea» con el cálculo que el Gobierno ha hecho para el conjunto del año: un 2,3%.
En el escáner que el Banco de España realiza de la situación ?-marcada por las turbulencias financieras internacionales y por el alza de los precios del petróleo y de las materias primas- apunta que se ha producido «una desaceleración más pronunciada de la actividad en el primer trimestre y un ajuste más intenso del sector inmobiliario», subrayando también el comportamiento de oferta y demanda. Así, por el lado de la primera, la actividad y el empleo siguieron una trayectoria de ralentización «más acusada», reflejando la mayor intensidad del ajuste en la construcción -especialmente en el segmento residencial- y en las actividades relacionadas, que lideran la caída de empleo.
También la industria mantuvo la tónica de «crecimiento atenuado» de la segunda mitad del 2007, influida por su relación con la construcción, mientras que solo el sector servicios aumentó su tasa de empleo (en torno al 3%). A la moderación en el dinamismo del mercado laboral se suma el repunte del paro, con una tasa del 9,6%, y el aumento de la inflación.
También es determinante la desaceleración del precio de la vivienda, «más intensa» de lo previsto «hace unos meses». Igualmente se enfrió el consumo de las familias, con un retroceso intertrimestral del 2,2%, mientras que la inversión empresarial tuvo un comportamiento «más expansivo», aunque de trazo descendente.
Críticas a la política fiscal
Por lo que respecta al plan de estímulo económico que el Gobierno aprobó para facilitar a las familias y a las empresas su adaptación al cambio de ciclo, y que incluye medidas fiscales, abaratar los costes por prolongación de la hipoteca o reforzar la actividad en la construcción a través de obra pública, el Banco de España se muestra abiertamente crítico con su eficacia.
Afirma que el efecto reactivador que busca el programa no está exento de «incertidumbres», y pone como ejemplo la rebaja fiscal de los 400 euros para asalariados, pensionistas y autónomos que, según el organismo, es posible que no estimule el consumo de los hogares, porque «la proporción del incremento de la renta disponible que se desvíe hacia el ahorro puede ser mayor de lo habitual». En este sentido, recomienda al Ejecutivo manejar la política fiscal «con extremada cautela», restringiendo la aplicación de medidas adicionales que puedan deteriorar el superávit de modo irreversible.