«Aprovecharon que estaba entre la vida y la muerte para destituirme»

ECONOMÍA

El directivo destaca que Mutua Madrileña es una gran compañía, que logró acabar el año con 1.000 millones de beneficio y otros 1.500 en tesorería

15 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Después de someterse a una operación a vida o muerte, José María Ramírez Pomatta, ex presidente de Mutua Madrileña, ha dado un golpe de efecto. El consejo lo destituyó por unanimidad el 22 de enero. Él se enteró cuando salió de la uci, y fue entonces cuando decidió impugnar el acuerdo en el Juzgado de lo Mercantil de Madrid.

-¿Cuándo y por qué decidió impugnar el acuerdo?

-Cuando me enteré de que existía, y eso fue diez o quince días después de salir de la uci. Es un acuerdo inmoral y contrario a derecho. Es una calamidad desde el punto de vista del buen hacer entre personas honestas. Aprovecharon que estaba en coma, entre la vida y la muerte, para destituirme.

-¿Usted no sabía nada?

-Nada, y nadie me lo insinuó. Todos estaban encantados. Aparentemente, porque es el afán de poder. Creían que me iba a morir y dijeron: «Vamos a repartirnos las ropas antes de que venga otro y se las lleve».

-¿Qué alega en su impugnación?

-Incumplimiento de estatutos. Es un ejercicio antijurídico de la ley. La ley no puede amparar el abuso de derecho. No amparará que a un presidente se le revuelva de su cargo cuando estaba en la situación en la que estaba yo. Sin escucharle siquiera. Con un consejo convocado con carácter extraordinario. Hay un asunto muy importante: el presidente de las grandes compañías tiene que tener una legitimación de origen. En este caso no la hay porque su legitimación se basa en un golpe de estado aprovechando las circunstancias que ocurrían en mi caso. El todo vale juega contra todos. Así se pierde la legitimidad. El actual presidente la ha perdido. Se gana con el buen hacer, que siempre se presupone en las relaciones entre personas de un determinado nivel.

-¿El fallo judicial de su recurso beneficiará a presidentes de otras compañías?

-Sí. Imagínese que el presidente de una compañía tiene gripe y no asiste a un consejo. Seguidamente se encuentra destituido. Es tan inmoral, tan anómalo, tan ridículo... Naturalmente que beneficiará a otros presidentes. Porque se defiende el buen hacer y no el sálvese quien pueda.

-Pero en su caso se trataba de una grave enfermedad y no de una gripe. ¿Faltó mucho tiempo a su empresa?

-Desde el 19 de diciembre, que acudo al consejo, hasta el 23 de enero, que me operaron para hacerme un trasplante de hígado. Dos meses no es tiempo, sobre todo cuando están las Navidades por medio. La compañía va formidablemente. Hemos acabado el año con más de 500 millones de beneficio, a los que habría que sumarle otros 500 de la operación del Santander, que la diferimos a este año 2008. Además en tesorería hay otros 1.500 millones. Pese a estas cifras, me he encontrado con esta situación que realizan aquellos que he nombrado como consejeros. Lo menos que te deben es un mínimo de lealtad.

-¿Quiere volver?

-No. Se ha acabado una etapa. Debemos dejar que otros vengan, pero a través de la honestidad. Hay que buscar un futuro para Mutua, que debe ser líder. Para lograrlo se necesita tiempo, paciencia, esfuerzo y trabajo, y una gestión honesta.

-El nuevo consejo ha decidido echar para atrás muchas de las decisiones importantes. Por ejemplo, la ciudad sanitaria prevista en Madrid.

-Sí, el consejo ha decidido volver a la mediocridad. A la mediocridad de antes, de hace siete u ocho años. A lo que me opongo rotundamente. Por eso permaneceré en el consejo. De pronto quieren devolver a la mediocridad a una compañía, y por vaguería. Me quedaré en el consejo exclusivamente para que no se juegue al velo de Penélope, que está bien para La Odisea, pero no para una cosa tan seria. Llevaría consigo despidos, pérdidas de derechos laborales. De ninguna manera. En la ciudad sanitaria se impulsarían 3.000 empleos que ahora se dejarán de crear. No hay razón para ello cuando hay recursos económicos más que suficientes. Pero no hacer nada es siempre mejor que hacerlo. No lleva esfuerzo, es muy cómodo y se presume de tarjeta de visita.

-¿Cómo hubiera querido que hubieran pasado las cosas?

-Me hubiera gustado haber salido de mi operación y de mi enfermedad, y si el consejo realmente pensaba que necesitaba a un hombre con mayor capacidad de trabajo, que me lo hubiera propuesto. Yo hubiera dicho que sí, pero aplaudiendo. No tengo ningún afán de poder. No voy a volver a Mutua Madrileña. Ni mi familia me dejaría, ni yo quiero. Si me hubieran pedido que dejara el cargo, diría que hay que buscar un presidente con el perfil necesario e inmediatamente le dejo el sitio. Si ahora me quedo como consejero es para ver que no se deshace lo hecho.