La moda de las hipotecas inversas atrae a un jubilado gallego cada día

La Voz

ECONOMÍA

Las rentas vitalicias mensuales oscilan entre los 300 y los 2.000 euros, según el valor de la vivienda

24 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

| Galicia no ha escapado a la moda de las hipotecas inversas, la fórmula ideada por entidades financieras y aseguradoras para licuar el patrimonio inmobiliario y convertirlo en una renta vitalicia para los mayores de 65 años, calculada contra el valor de la vivienda y en función de la esperanza media de vida (mayor para la mujer que para el hombre). Las tres cajas que disponen del producto en la comunidad (Caixa Galicia, La Caixa y Caja Madrid) han suscrito en los últimos doce meses más de 400, sobre todo en las provincias de A Coruña y Pontevedra.

Es solo el principio. Fuentes de Caixa Galicia y de La Caixa confirman que han sido más de 2.000 los jubilados y jubiladas gallegas que han solicitado información acerca de este novedoso producto entre abril del 2006 y el pasado junio. Las rentas más comunes oscilan entre los 300 y los 2.000 euros, aunque en algunos casos pueden rondar el medio millón de pesetas (3.000 euros).

Las entidades financieras saben que el 92% de los más de 7,5 millones de españoles mayores de 65 años son propietarios de una vivienda sin cargas. El objetivo perfecto de las hipotecas inversas, pensadas para monetizar este patrimonio y resolver situaciones en ocasiones apremiantes. La pensión media de los jubilados gallegos no alcanza los 600 euros, lo que suele suponer una merma considerable de los ingresos netos cuando desaparecen las rentas por el trabajo. Ni mencionar cuando el anciano vive de una pensión de viudedad. Las necesidades económicas, por el contrario, no descienden al mismo ritmo y la esperanza de vida ha crecido diez años en los últimos dos decenios.

Con la hipoteca inversa la entidad financiera se compromete a no reclamar ningún importe mientras la casa no sea vendida o la persona no fallezca. En este caso, los herederos podrán optar por devolver las cantidades concedidas, vender la vivienda para cancelar el crédito o refinanciarla con otro tipo de producto.

Flexibilidad ante todo

La forma de concesión del crédito es totalmente flexible: toda la cantidad en el momento de la concesión, una renta periódica, una línea de crédito para casos de necesidad... cualquier combinación con un solo límite: el precio de la vivienda.

A diferencia de otros planteamientos habituales, en este caso no se produce una transacción de la propiedad (es decir, el banco no se convierte en propietario de la vivienda), sino que la persona sigue siendo dueña de su casa.

La idea es dar una mayor protección a los propietarios. Y para hacerlo sigue pendiente una ley reguladora de este producto y que los responsables del Gobierno de Madrid tenían intención de aprobar antes del inicio del 2008.