La primera regañina de Oltra

rubén ventureira VILALBA / LA VOZ

DEPORTES

Azuzó a los jugadores para que mejorasen la puntería, y surtió efecto

20 jul 2011 . Actualizado a las 18:43 h.

A Oltra le salió el carácter. Y dio su primera regañina. Fue una pequeña reprimenda que no llegó, ni de lejos, a bronca. Corta pero intensa, como sus entrenamientos. Mientras sus jugadores se hartaban de fallar lanzamientos a la portería, el técnico gritó alto y claro: «¡Vamos a dejarnos de tanta tontería, pijaditas y hos... y vamos a intentar hacer gol». Eso fue todo. Alto y claro, pero con respeto. Las palabras surtieron efecto inmediato. Los mismos que habían estado lanzado a dos metros del larguero o a las vallas publicitarias empezaron a afinar la puntería, y aquello derivó en un ejercicio de tiro de altísima precisión, con golazos incluidos.

Ocurrió en Vilalba, pasadas las diez de la mañana, en el segundo entrenamiento en la localidad lucense. Todo comenzó a las 9.30 horas con unos divertidos ejercicios con balón, en los que se escucharon risas y un sinfín de «fenomenal», adjetivo con el que el segundo de Oltra animaba a sus jugadores una y otra vez. No lo hicieron fenomenal cuando llegó el turno de disparar a puerta tras sortear un pequeño circuito. Uno lanzaba y su pareja iba al rechace. El resultado no estaba siendo del agrado de Oltra, que apenas había intervenido hasta el momento. Y lo hizo para pedir a sus jugadores que se dejasen de «pijaditas».

Dicho y hecho. El juvenil David Gómez fue el que sufrió el aluvión goleador inicial. Salomão articuló su exquisita zurda. Riki, también. Marcaron Seoane, Laure, Morel, Juan Domínguez, Pablo Álvarez, Manuel Pablo un par de veces, Juan Carlos con un memorable disparo a la escuadra... y Ayoze se atrevió con una vaselina que repelió el larguero. Se colocó Aranzubia bajo palos, que tuvo que meter manos prodigiosas, pero tampoco pudo evitar tantos de Pablo, Valerón, Aythami o ese que Saúl, uno de los pocos que no había marcado, celebró con un puño en alto como si fuese un partido oficial.

El equipo, que había amanecido destensado (quizá por la temprana hora), se puso firme al grito de Oltra, del que hasta ahora solo habían escuchado exaltadas palabras de ánimo, tipo «nunca había visto jugar tan bien a un equipo». Y la plantilla afinó la puntería, esa asignatura pendiente que arrastra desde hace temporadas.