«Si el Deportivo ha salido de esta situación, ¿por qué no nosotros?»

Pedro José Barreiros Pereira
Pedro Barreiros REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El gallego volvió el pasado domingo tras perderse un mes por lesión, y el sábado liderará las esperanzas del penúltimo clasificado de la Liga de ganar en A Coruña

15 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En cinco temporadas Diego Castro se ha perdido veinte partidos, de los que el Sporting solo ganó uno. Penúltimo clasificado de la Liga, a seis puntos del Dépor y dos de la salvación, el mediapunta zurdo se convierte en la principal amenaza del equipo gijonés.

-¿Le sorprende lo mal que comenzó su equipo la Liga?

-Sí que me sorprende, porque el fútbol que realmente ha hecho el Sporting no es para estar en esa situación. No sé cuántos partidos se nos han escapado, pese a que el equipo ha dejado buena imagen y ha merecido ganar, incluso dicho por los rivales. Está el del Levante de la última jornada, el del Villarreal, con un penalti en el minuto 95, el del Madrid, que nos ganó en los últimos minutos, incluso el del Zaragoza, cuando vas ganando 0-2 fuera y te empatan. O sea, muchos partidos con los que estaríamos en otra situación, pero ahora la realidad es que tenemos once puntos, estamos en descenso y el equipo, en cuanto a puntos al menos, no está dando lo que se espera de él. El fútbol está en deuda con nosotros en cuanto a fortuna, decisiones arbitrales y en cuanto a la propia precisión del jugador. En A Coruña esperamos cambiar esa dinámica.

-Si en el Dépor se habla de partido muy importante, para ustedes se trata de una final.

-Sin duda. Es un partido crucial, más que nada porque queremos cambiar esto ya. Si acabamos el año con una victoria, seguramente sería un refuerzo anímico para el trabajo de Navidades y encarar los últimos partidos de la primera vuelta a tope. A eso nos vamos a agarrar. Es un espejo en el que mirarnos: ha encauzado tres o cuatro victorias y lo ha conseguido. Sabemos que es difícil, pero si ha salido de su situación, ¿por qué no nosotros?

-¿Le imagino, además, comprometido con el mal momento de su entrenador?

-Yo soy de los que opino que el trabajo ha sido muy bueno. Además, yo lo sé bien, a ciencia cierta [el sportinguista es hijo del técnico del Pontevedra Fernando Castro Santos], que los entrenadores, cuando los resultados no van, son los máximos culpables, son la cabeza visible. Pero creo que los jugadores muchas veces también tendrían que coger su punto de responsabilidad. Aquí el míster tiene el refuerzo de la plantilla al cien por cien, de todos los jugadores. Estamos intentando cuanto antes ganar para darle a esto una normalidad... y para dedicárselo también al entrenador.

-Su contrato termina el próximo 30 de junio: ¿es una temporada distinta para usted?

-Yo la enfoco desde la profesionalidad. El que me conoce no tiene ninguna duda. Y si finalmente es mi última temporada en Gijón, tengo claro que quiero dejar cumplidos mis objetivos personales y los del grupo. Todo pasa por conseguir la salvación, que el Sporting sea un equipo de Primera, que es lo que se merece por historia y afición.

-Se dice que tiene apalabrado un contrato en otro equipo.

-Eso no es verdad y, además, no quiero hablar sobre el año que viene. Lo primero, porque sería injusto y una falta de respeto a esta entidad. Además, no quiero despistarme ni un minuto de lo que realmente me importa: el fútbol, esta temporada y sacar el equipo adelante. El futuro ya se verá cómo se encara. No sé dónde va a jugar Diego Castro, no sé si en esta plantilla o en otra. Me parece injusto valorar mi futuro cuando hay gente aquí que se está jugando mucho y que no le gustaría que un jugador se distrajese.

-¿Va a viajar su hijo Iker a A Coruña?

-Sí, después del partido me quedo allí. Van a ser sus primeras vacaciones en Galicia. Todavía no puede porque aún está con biberones, pero el marisco le va a caer dentro de poco [se ríe], que vaya cogiendo las costumbres, porque es lo que le toca. Igual que cuando vaya a Málaga le tocarán las de la madre, en Galicia serán las del padre. El marisco y el albariño el niño va a saber lo que son [más risas].