Afronta su primera experiencia lejos de su ciudad y del circuito de las canteras del Real Madrid y del Atlético, en el que ha desarrollado toda su vida profesional
01 ago 2010 . Actualizado a las 02:25 h.A sus 34 años acaba de empezar su primera aventura en un banquillo fuera de su Madrid natal. «Era el momento», afirma convencido Abraham García (Madrid, 1974), un entrenador que heredó la vocación de su padre (Juanjo García, el técnico que llevó al Castilla en 1980 a la final de la Copa del Rey) y porque, reconoce, «como jugador el asunto no iba muy bien». Siempre se ha movido en las categorías de base del Madrid y del Atlético, así que en el Montañeros tendrá el reto de dirigir un grupo más experto y profesional, además de tratar de asentar en Segunda B a un equipo que el año pasado se distinguió por el buen fútbol. Licenciado en el INEF, maestro en Educación Física y profesor del Máster de la Federación Española de Fútbol, es una apasionado del triatlón, deporte en el que se refugió tras su salida del Atlético, hasta el punto de encarar en abril del 2010 una medio ironman en Lisboa después de dejarse en el empeño, en apenas cuatro meses, más de 50 kilos de peso. Califica de «entrañable» todo lo que se ha encontrado en el Montañeros, sobre todo después de su última etapa en el Atlético, «donde hubo cosas que me afectaron».
-¿Qué lo ha impulsado a emprender su primera aventura lejos del fútbol madrileño?
-Llegó el momento de entrenar a equipos que no fueran filiales. Era el momento, lo hablé con la gente que me rodea y me decidí. El acuerdo se cerró muy rápido. Pregunté e investigué y me llevé gratas sorpresas con lo que era el Montañeros. Al final, un equipo no está en Segunda B por casualidad.
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¿Desde el punto de vista colectivo, cuál es el objetivo?
-En realidad, es el que me preocupa y ocupa. Tras tantos ascensos rápidos, hay que buscar el asentamiento, deportivo e institucional, que el equipo y el club cojan cuerpo. El año pasado lo hizo muy bien, con una primera vuelta que llamó la atención y ahora el objetivo es que el Montañeros y sus futbolistas estén en situación de competir al máximo nivel, además de ayudar a que los jóvenes crezcan.
Se trata de formar un bloque, un grupo con valores fuertes e intentar también en lo individual que les vaya bien.
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¿Tiene la impresión de que en el Montañeros se respira mucho fútbol?
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Sí, y sorprende. Es un orgullo tener futbolistas que han jugado en Primera o en Segunda, y que han emprendido este camino en su tierra, con este club. Existe compromiso y profesionalidad. Todo lo que me he encontrado es positivo.
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Inevitablemente surgirá la comparación con José Ramón, el técnico que ha marcado el debut en Segunda B del equipo.
-Es normal, pero en el fútbol hay sitio para todos. José Ramón ha dejado un gran recuerdo, hay un poso, pero ya no está y no me oiréis hablar del pasado porque no es una cuestión que yo deba valorar. Me preocupa el presente, el día de hoy.
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¿Existe un modelo Abraham García?
-Son muchos años de trabajo y hay una metodología. ¿El estilo?, no conozco a ningún entrenador que no le guste jugar bien, como la selección o el Barça, que además ganan. Evidentemente, el Montañeros el año pasado trabajó de una forma determinada con el estilo de jugadores que tenía; muchos repiten, pero hemos ganado en algunas alternativas que el año pasado no existían. Queremos ser competitivos, vamos a ser muy intensos, luchar cada partido; y luego a intentar jugar bien.