«Antes se favorecía al pillo, al que más le hacía la pelota al presidente»

Marcos Pichel LUGO/LA VOZ.

LUGO

El que fuera exitoso seleccionador nacional, visitó ayer Lugo para transmitir su mensaje de cambio y de futuro para el balompié profesional bajo techo

04 jun 2010 . Actualizado a las 11:33 h.

A Javier Lozano, el seleccionador que lo ganó todo con España, hay que escucharlo. El hoy presidente de la Liga Nacional de fútbol sala utiliza un discurso didáctico y pausado. Pero contundente en cuanto lo cree necesario. Afrontó el reto de relanzar su deporte y se muestra convencido de que lo va a conseguir. «Tiene futuro», dice. Ayer estuvo en Lugo, interesándose por el proyecto del Azkar y conversando con las diferentes instituciones públicas.

-Cuando se hizo con el cargo afirmó que cogía un muerto en vida. ¿Ha sido así?

-La realidad supera a la ficción. Han sido meses muy duros y tristes. Pero hay que mirar hacia el futuro, y afortunadamente hemos tenido una capacidad de reacción muy rápida. Con mi llegada, la gente se ha puesto las pilas y ha recuperado la ilusión. ¿Dificultades? Todas, pero no nos amilanamos. Ha sido un año muy bueno, a pesar de estar poniendo los cimientos. Incluso deportivamente se han roto algunos tabúes. Económicamente lo vamos a salvar, vamos a quitar una parte importantísima de deuda, el 70 u 80 por ciento. Vamos a dar ese salto de calidad que debíamos haber conseguido hace mucho.

-Se les han juntado la crisis del fútbol sala y la mundial.

-Sí. No aprovechamos nuestro momento, y al final fuimos un reflejo de la sociedad. Pasamos de hormiguitas a cigarras, y cuando llegó el invierno... La gente sabe que tiene que profesionalizarse más, acercarse a la sociedad, que se pueden hacer grandes equipos sin perder la cabeza. Al final, las crisis son, o un problema o una oportunidad. Y yo soy optimista.

-¿Cuáles son esos cimientos inexcusables que debe poner el fútbol sala?

-Los principios de justicia e igualdad. Antes, tal y como estaba planteado, se favorecía al pillo, al cuco, al que más le hacía la pelota al presidente. Ahora, se tienen que cumplir una serie de requisitos y a final de temporada se repartirán beneficios. Con ese sistema, el presidente no será el cobrador del frac, sino que se dedicará a crear valor, a hacer convenios con las universidades, vender derechos de televisión en el mundo, inducir a los clubes a la profesionalización. A partir de ahí, una vez ordenada nuestra casa, nuestro objetivo es el mundo. Somos una gran referencia a nivel organizativo. Tenemos que exportar nuestras fortalezas.

-¿En qué situación llegan los clubes al final de temporada?, ¿van a seguir todos?

-Tengo la certeza. De hecho, los que tenían deficiencias o impuntualidades, con el riesgo de quedar excluidos, han hecho que sus ayuntamientos y los empresarios de esas ciudades reaccionen. Me han dicho que es un proyecto que interesa y nosotros les hemos recordado que el que no cumple no entra.

-¿Qué le supone a la Liga que en la final esté Navarra?

-Un mensaje fantástico: '¡señores, no hay que volverse locos!' Se pueden hacer las cosas desde el rigor, desde el realismo. MRA ha dado un bocado tremendo al presupuesto. Se ha quitado fichas grandes y apostó por cantera, por no vivir por encima de sus posibilidades. Toda Navarra está loca. Es un acontecimiento social. Hay distintos caminos para llegar a la cima. Hay que utilizar el ingenio, el buen criterio, la seriedad...

-¿Qué le parece el proyecto del Azkar?

-Me encanta, de siempre, porque es un club diferente. Arraigado en la sociedad, muy involucrado en proyectos sociales, educativos... Pero también tienen un perfil empresarial que hay que rentabilizar. Hay ayudas públicas, pero se deben generar cada vez más recursos para ser menos dependientes. Hay que dejar de ser un deporte subsidiado, y sí ayudado. Por tanto hay que generar valor, y ellos están en esa línea.

-¿Se puede competir con el fútbol en la cantera?

-No se trata de competir con nadie, sino con uno mismo. El fútbol puede tener tirón mediático, pero el niño se mide por objetivos muy inmediatos, y uno de ellos es divertirse. Tenemos que dejar de compararnos con otros. Tenemos nuestra metodología, nuestra identidad. Lo importante es hacer bien las cosas.

-¿Echa de menos entrenar?

-No. Cuando lo dejé, estaba muy aburrido, cayendo en la rutina, ya no tenía aquel cosquilleo de antes de los partidos. Vino después al oferta del Madrid, la rechacé dos veces, y a la tercera fue imposible. Y hoy no me veo con el chándal, viajando... Quizás al final de mi etapa de gestor vuelva en plan profesor.