Luisito recordó ayer que está dispuesto a continuar como entrenador del Racing en Tercera División como forma de agradecer la confianza depositada en él «por un club que es referencia en muchos aspectos, no solo en Galicia sino en España». El preparador de Teo se mostró abatido después de saber antes del descanso que el cuadro verde estaba descendido: «Fue la peor segunda parte que pasé como futbolista y entrenador. Estoy hundido porque este equipo hace sufrir a mucha gente».
Luisito achaca el descenso a «un cúmulo de despropósitos» que considera que llegaron en forma de lesiones. Como ejemplo, pone las de sus dos grandes apuestas del mercado invernal, Rubén Pérez y Calvillo. El primero se fracturó el pómulo y el segundo estuvo dos semanas sancionado y otras tantas lesionado ahora en el tramo decisivo del campeonato: «Firmas dos jugadores y por una u otra razón no puedes contar con ellos. En fin».
«Es el varapalo más duro en mi carrera. Tengo la conciencia muy tranquila por lo que llevo trabajado aquí, Pero me encontré situaciones adversas semana tras semana», indicó antes de admitir en cierto modo, por primera vez, el error de no fichar a un punta en enero. «No tienes jugadores, no tienes delanteros... A Carlier le rompen una costilla... No quiero buscar excursas. Pido perdón a la afición porque el Racing no puede estar en Tercera», reiteró Luisito antes de garantizar su trabajo hasta final de temporada y su ambición por ganar en el último partido de la liga ante el Palencia. «A mí, mi madre me educó de una manera y solo bajaré los brazos cuando esté en la tumba», espetó al tiempo que dijo haberse sentido «hipotecado» por muchas circunstancias.
El preparador de Teo llegó a alinear al mismo tiempo a tres jugadores juveniles en Anduva. «En el momento en que vi que estábamos descendidos los puse. Los niños llevan tiempo entrenando conmigo. Se trata de futbolistas que son el patrimonio que tiene el club y que van a ser importantes», comentó al tiempo que apostó por «reestructurar» ahora a la entidad para Tercera. «Esto es un sufrimiento», insistía dolido al abandonar el campo de Anduva.