«Acudieron a mí cuando no sabían qué hacer y quisieron intervenir cuando todo estaba encauzado», dice el ex director general sobre la directiva
18 feb 2010 . Actualizado a las 12:05 h.Tres días después de su inesperado despido, Miguel Juane sigue empeñado en defender su actuación como director general del Obradoiro, un club que en apenas seis meses ha pasado de carecer de una mínima estructura a pelear con dignidad en la ACB. Hace una profesión de fe obradoirista , defiende el equipo de trabajo que ha dejado en el club y duda de la capacidad profesional de una directiva a la que sí reconoce su empeño para mantener viva la llama del club durante veinte años.
-¿Por qué le han despedido?
-No lo tengo claro, porque el presidente no se ha dirigido a mí en ningún momento. Solo ha manifestado una quiebra de confianza, pero no ha puesto en entredicho mi gestión. Me duele que mi cese no responda a criterios profesionales.
-¿Y cómo valora su gestión?
-Cuando llegué me encontré un club con una estructura profesional inexistente. Desde entonces, consigo a través de la Secretaría Xeral una cantidad importante, otra por una gestión personal ante Mexillón; el resto, como lo de Blu:Sens, se consigue gracias a la intermediación de Pepe Casal y José Ramón Laíño. Eso, en el aspecto económico, dio estabilidad al club. Cerramos la lista de abonados, montamos una estructura administrativa y deportiva partiendo de la nada... Esa es mi gestión y estoy en la obligación de decirlo.
-Sus desencuentros con el presidente vienen de hace meses, ¿por qué estalla la crisis ahora?
-En un primer momento quisieron imponerme dos cargos por vínculos familiares, algo que no admití; esas personas no tenían la cualificación necesaria. La situación ya era incómoda, pero yo ya estaba presentado como director general ejecutivo y no había vuelta atrás.
-Pero ya era una relación abocada al fracaso.
-Quizá, salvo que me dejasen hacer. Como profesional, acepto mi despido, pero mientras esté tengo que tener la fuerza ejecutiva. Nunca sentí el apoyo de la directiva.
-¿El club se ha resentido de tanta tensión?
-Pienso que ha afectado incluso a los resultados. Todo lo que rodea a una estructura profesional es muy frágil.
-Docobo dice que nunca se inmiscuyó en sus funciones.
-No es verdad. Acudieron a mí cuando no sabían qué hacer, pero cuando todo estaba encauzado quisieron intervenir, hablaron con agentes...
-Después de 20 años, ¿un proyecto como este puede irse al garete en unos días por celos o exceso de protagonismo?
-Pues es así de simple. Cuando íbamos con cero victorias y cuatro derrotas y había una cierta zozobra económica, el presidente me envió un correo en el que me dijo que yo era el responsable y esperaba que les sacara del embrollo. Le contesté que si no tenían confianza en mí ponía el cargo a su disposición; de lo contrario, tenían que dejarme trabajar. El panorama cambió cuando ganamos siete partidos y todo estaba encauzado económicamente. A partir de ahí quieren intervenir más. A veces soy vehemente, tuve una conversación fuerte con el presidente y él decidió prescindir de mis servicios.
-¿Se arrepiente de algo?
-Quizá de no haber mostrado más firmeza y dejar parcelas ejecutivas que han distorsionado la marcha del club, como el merchandising de la ropa, que fue un auténtico desastre. Debería haber sido más firme para no admitir injerencias.
-¿Y a partir de ahora?
-Estoy preocupado. El club seguirá con los apoyos, pero el entorno positivo se ha viciado. Hemos querido establecer un modelo de gestión, estamos al día en todos los pagos, proveedores, jugadores, Seguridad Social, Hacienda... Confío en que no afecte en lo deportivo. Son amateurs , y no lo digo en tono peyorativo, no conocen este mundo. Creo que no son capaces, pero confío ciegamente en las personas que elegí y que están en club, como Artur, Alberto Blanco, Curro, Marta Porto... Lo más difícil está hecho, solo queda acabar bien.
-¿No fue un poco cruel en su juicio al presidente y al secretario tras su despido?
-Quizá por la ofuscación inicial dije cosas con las que no estoy cómodo, aunque debo decir que Docobo me parece un hombre íntegro, pero mal aconsejado.
-¿Dice adiós Juane al baloncesto?
-Yo no haré nada que afecte al Obradoiro, pero soy un hombre de baloncesto; en mi maletero hay siempre un balón de baloncesto. Me formé en el deporte y esto no me va a alejar de él.