En el juicio de los tres administradores sobre las cuentas de los ejercicios comprendidos entre las temporadas 02/03 y 05/06 considera el informe que «no reflejan la imagen fiel del patrimonio y de los resultados obtenidos por la entidad, y se han confeccionado con la finalidad de enmascarar una situación financiera muy agobiante, así como la obligación legal de disolución por haber consumido las pérdidas reiteradas, con creces, la totalidad del patrimonio social».
Pone como ejemplo la falta de provisión a los 18 millones de euros de las actas de Hacienda y la activación y revalorización de jugadores por valor de 12 millones, una cuestión que consideran inadmisible «de acuerdo con los criterios contables imperativos». Estes y otros apuntes erróneos contables (según la administración concursal) como las primas por el último ascenso y la clasificación por última vez para la UEFA o la presencia como activo de jugadores como Catanha o Méndez cuando ya no pertenecían al club, obligaron al Celta, ya bajo la dirección de Mouriño, en la temporada 05/06 a llevar a la cuenta de pérdidas y ganancias una cantidad negativa de 45,6 millones de euros con la que tomaba dimensión real el agujero contable.
Al mismo tiempo la administración concursal preguntó por 1,5 millones de euros que deberían aparecer en caja y hizo constar en su informe la falta de un libro de actas de los años investigados.