Los auditores enviados por la ACB para conocer la situación económica de la entidad completaron ayer su trabajo en Santiago. La directiva espera que no haya mayores problemas con las cuentas, ya que en los últimos ejercicios la entidad ha sobrevivido en un marco estrictamente aficionado, compitiendo en Primera Nacional.
A diferencia de lo que sucede con los clubes que ya pertenecen a la ACB, los auditores no se han encontrado con contratos profesionales, derechos de imagen o alquileres de pisos, capítulos que son habituales en los equipos profesionales.
Ahora deberán entregar su informe a la ACB y el Obradoiro queda a la espera para saber si la Asociación de Clubes de Baloncesto le da el visto bueno o necesita alguna aclaración complentaria.
Prevé que no haya obstáculos, sobre todo porque el capítulo de la deuda pendiente con ex jugadores y otro personal de la entidad está negociado, y acordado un aplazamiento con los aceedores. Solo falta por recibir el plácet de los herederos del malogrado Martín de Francisco.
La cantidad adeudada, en su conjunto, ascendía a unos 300.000 euros a los que se han añadido cien mil más por la aplicación de los intereses correspondientes.
La directiva concentra e intensifica sus esfuerzos en la búsqueda de los 800.000 euros que necesita para formalizar la inscripción del equipo antes del día 15.