Como la vida misma, el fútbol es cíclico. El Espanyol vivía en la zona templada hasta que llegó a Riazor en la primera vuelta y se fue derrotado. Aquel día su nave perdió el rumbo. Cinco meses llevaba sin tocar el puerto de los tres puntos en su estadio. La marea blanquiazul encontró su puerto refugio en el Dépor, ayer de rojo. El colista, guiado por un De la Peña con musa, tumbó a un Dépor muy contemplativo. El Espanyol salió con hambruna de puntos ante una afición que acudió a Montjuich en mayor número de lo habitual. «¡¡No nos rendiremos jamás!!», rezaba una pancarta. Por contra, el Dépor compareció destensado.
Tras unos minutos de intenso tuteo mutuo, el partido se rompió en la primera acción de peligro. Lafita intentó meter un pase al área espanyolista y un central periquito lo sesgó con la mano. No lo vio Medina y el Espanyol articuló un raudo cuatro contra cuatro dirigido por De la Peña. Lo Pelat filtró un pase al interior del área a Iván Alonso, quien se topó con Aranzubia, que, como el central rival, tendría que haber empleado las manos. No lo hizo, el cuero le rebotó en su pierna y cayó dócil a los pies de Alonso, que atinó. Corría el minuto 12, y el Dépor perdía a domicilio, donde no remonta un partido desde junio del 2007, precisamente en Montjuich.
El gol en contra llevó el partido al terreno del Espanyol, que decidió imprimir un ritmo aplatanado. El Dépor, que se dejó atrapar por esa lentitud, solo creaba peligro a balón parado, pues la pirámide ofensiva se topaba con el muro periquito. A la contra, los locales pudieron marcar de nuevo por medio de Iván Alonso, al que replicó bien Aranzubia (min 36), pero lo hicieron en una llegada menos clara, al saque de una falta indirecta que recibió De la Peña. El Pequeño Buda avanzó. No lo hizo, ni de lejos, a la velocidad que Fermín Cacho corrió la recta de este estadio en el 92, pero nadie lo siguió. Su disparo ceñido al poste colocó el 2-0 (min 36), que poco duró. El Dépor reflotó con una combinación entre Guardado, Lafita y Lassad que el francotunecino convirtió en su primer gol en Primera (min 42).
En la segunda mitad, buscó el Espanyol el tercero más que el Dépor el empate. Lotina quiso dar un volantazo y recurrió a Valerón. No funcionó. Fue el Espanyol el que más rondó el gol, como cuando Filipe (min 63) sacó bajó los palos un cabezazo de Jarque. El vizcaíno sacrificó a un defensa (Amo) por un extremo (Pablo Álvarez), pero ni así, porque lo que no cambió fue la actitud relajada de su equipo, que recibió un tercer golpe en forma de gol en la prolongación.