El central rojiblanco repasa su carrera deportiva, desde que dejó el Callobre para enrolarse el Celta B, hasta sumar cinco temporadas en la plantilla del Ángel Carro
11 feb 2009 . Actualizado a las 12:21 h.Con esta, Germán Campos (A Estrada, 1979) completa su quinta temporada en el Lugo. Es el jugador que más años lleva en la plantilla y ha visto pasar tres entrenadores y muchos compañeros. Pero él ha permanecido, lo que le ha permitido vivir el ascenso a Segunda B, quedarse a las puertas del intento a Segunda... También ha sufrido, como la lesión de rodilla en un Lugo-Racing B del curso 2006-2007 que le tuvo media temporada en el dique seco. Con 29 años, acumula experiencia desde que el Celta B lo fichó con 16.
-Lleva cinco años en el Lugo. ¿Se imaginaba que iba a permanecer tanto tiempo?
-Si estoy bien en un sitio, no soy de cambiar, y en Lugo estoy como en mi casa. Me acuerdo que en la primera rueda de prensa me preguntaban si me veía en Segunda División con el Lugo, y yo dije que lo primero era ascender a Segunda B, y al final el año pasado estuvimos a punto de jugar la fase de ascenso. Se piensa en algún momento, pero nunca sabes lo que va a deparar una temporada.
-¿Cómo llegó al Lugo?
-Me dijeron que entraba una gente nueva, con ilusión. Me llamó Carlos [Mouriz], me contó todo, me lo pensé y me vine. Pasó todo rapidísimo, siempre un peldaño por encima El primer año fue difícil, faltó subir, pero llegamos muy mermados al final. Todos aprendimos y el segundo año ya fue todo rodado. Quedamos segundos, y el ascenso fue merecido y meritorio.
-¿Es el ascenso su mejor recuerdo como rojiblanco?
-Sí, por lo que supuso para la entidad, porque se necesitaba. Es sin duda el recuerdo más intenso. Teníamos un gran equipo, e hicimos una gran campaña.
-En lo personal, ¿el palo más grande fue la lesión?
-Sí, pero sacas aspectos positivos. Era mi primera lesión de larga duración. Tenía todo el verano por delante para recuperarme, y antes de Navidades ya estaba para jugar. Vas pasando etapas, primero cuando empiezas a correr, después doblar la rodilla, saltar... Cuando llega el momento de jugar, al principio cuesta, hace falta llevar una patada para ver que todo está bien.
-Y este año, cuando mejor parecía que iban las cosas, las dos derrotas ante los primeros.
-Ahora tenemos que replantearnos la situación, pero aún queda mucho. El equipo estaba en una buena dinámica, y creíamos que podíamos ganar uno de los dos partidos, que nos daría una posición muy buena.
-Ha tenido tres entrenadores en el Lugo, ¿con qué se queda de cada uno?
-De todos se aprende. Fonsi ha llevado a este equipo a casi la fase de ascenso a Segunda. Con Fidalgo se subió, es una persona que hace muy llevadero el trabajo... Y Ballesta tiene mucha experiencia. Destacar algo en concreto es muy complicado.
-¿Y de todos los compañeros que ha tenido, destacaría a alguno?
-Sí, a Ángel Cuéllar. Si alguien me sorprendió fue él. Un jugador que lo ha ganado todo, que llega de Primera División a Tercera, con la dedicación, el entusiasmo que le ponía. El primero en entrenar, en dar el cayo. La alegría personificada en el vestuario. Nos enseñó mucho, dentro y fuera del campo. Dejó goles espectaculares...