Un gol del argentino resuelve otro partido gris contra un Racing de Santander perjudicado por el árbitro.
08 feb 2009 . Actualizado a las 18:13 h.El Madrid de Juande Ramos, cada vez más parecido al de Capello, sigue a lo suyo. Es eficaz, gana, apenas encaja goles, pero no enamora al Bernabéu. Parte del buen orden defensivo para crecer luego con alguna individualidad. Con eso le basta para consolidar su segundo puesto en Liga y, probablemente, para pelearle la esperada eliminatoria de Champions a un Liverpool que no es el de diciembre. Esta vez fue Higuaín el que marcó la diferencia ante un buen Racing que quizá se mereció el empate y se vio perjudicado por el aragonés Clos Gómez.
De nuevo, el árbitro dejó patente cómo se pita en España a los grandes y a los modestos. Por su dejación de funciones se generó una tángana al término del primer tiempo. Había descontado nada menos que tres minutos, achuchaba el Madrid, pero Jonathan Pereira, una pesadilla para los blancos, enganchó un contragolpe. Fue objeto de falta no señalada, de tres pataditas de Heinze cuando estaba en el suelo y de un pisotón de Cannavaro. Todo quedó impune, igual que un pescozón de Sergio Ramos a Serrano minutos antes y, quizá para compensar, un codo suelto de un jugador cántabro que golpeó a Higuaín en la segunda mitad.
Fue el epílogo de un primer tiempo en el que el Madrid fue fiel a lo que hasta ahora pretende su técnico. Defendió con Lass situado por momentos casi como un central más pero careció de un plan ofensivo. Ni Van der Vaart, ni mucho menos Sneijder, escorado a una banda, supieron gobernar el juego. Todo se sustentaba en los gambeteos de Robben, titular pese a la gripe, al alma de Higuaín y al oportunismo que siempre se espera de Raúl.
Pasaron nada menos que 27 minutos hasta que Toño tuvo que entrar en acción para desviar un derechazo de Robben, que esta vez arrancó desde la izquierda y definió con la derecha, su pierna mala. Es asombroso lo de este holandés. Tiene un andar extraño, como si cojeara y estuviera extenuado, pero en cuanto coge el balón es dinamita pura. Dribla y dribla hasta volver loco a cualquier zaguero. Por más que sepas por dónde va a salir, te la lía. También pudo marcar el Madrid en un intento de vaselina de Van der Vaart que adivinó Toño. La acción, por cierto, debió invalidarse por fuera de juego de Raúl. Del Racing apenas hubo noticias ofensivas, apenas un tiro lejano del activo Pereira que desvió Iker.
Quizá por la bronca camino de los vestuarios o por la necesidad, el Madrid salió enrabietado en la reanudación. Presionó más arriba y enseguida encontró premio. Un balón largo peinado por Raúl y una bella acción individual de Higuaín, el mejor fichaje de Mijatovic. Falló César Navas al comerse el amago e irse al suelo enseguida.
Disfrutaron entonces los blancos de los mejores minutos, pero siempre al salir tras robar el balón, no al elaborar. Juande movió a ficha y permitió el debú de Faubert a costa de dar media hora de descanso a Robben, quien arrojó los guantes al irse. El francés, aparentemente pasado de peso, apenas entró en juego. Ya sin la gran amenaza rival, el Racing recompuso la figura, dominó y se acercó al empate. Jonathan Pereira, en un mano a mano con Iker, y Zigic, que pudo cabecear pese al empujoncito de Sergio Ramos -si pita penalti el sevillano no podría quejarse-, pusieron un nudo en la garganta de los locales.
Real Madrid: Casillas, Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze, Robben, Lass, Van der Vaart (Marcelo, min. 77), Robben (Faubert, min. 60), Sneijder (Javi García, min. 71), Higuaín y Raúl.
Racing: Toño, Valera, César Navas, Oriol, Marcano, Pereira, Colsa, Lacen (Luccin, min. 61), Serrano, Zigic y Tchité (Toni Moral, min. 57).
Árbitro: Clos Gómez (Col. Aragonés). Mostró amarilla a Lass, Oriol, Robben, Van der Vaart, Valera y Luccin.
Gol: 1-0, min. 48: Higuaín recorta a César Navas dentro del área y supera a Toño.