El equipo blanquiazul vence al Minervén por la mínima en un discreto primer encuentro en la gira de Venezuela

P. G.

DEPORTES

02 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Un partido típico de pretemporada» es un eufemismo parido por una de las mentes preclaras (todavía sin identificar) del fútbol moderno, cuya traducción literal sería «un partido con máximo nivel de tedio y aburrimiento». Eso es lo que sufrió sin posibilidad de huida el semivacío estadio de Cachamay en Puerto Ordaz, con la disculpa de la primera cita del Deportivo en su gira por Venezuela.

El equipo coruñés y el Minervén comenzaron por los minutos de la basura y los prolongaron hasta el tiempo añadido de la segunda parte. La intensa lluvia, el incómodo calor y el césped alto e irregular no favorecía en nada el fútbol combinativo del Deportivo, que debía llevar el peso del juego.

El conjunto blanquiazul parecía agarrotado y el cuadro local no conservaba ni rastro de la grandeza de tiempos pasados. Ahora no deja de ser el recién ascendido a la Liga venezolana. El Minervén ejecutó a la perfección ese ritmo cansino del fútbol sudamericano, con excesivo manoseo de la pelota sin avance, y con ausencia de presión sobre el rival.

Algo sucedió en el vestuario, que en la segunda mitad, ninguno parecía el mismo. Guardado se vino abajo y Laure, arriba. Brindó buenos centros desaprovechados. El Minervén se creció y tuvo el partido en sus manos, pero la falta de gol es mortal.

Una jugada de Vargas en el área, en la que se deshizo de Rochela y Aranzubia, terminó con Zé Castro sacando la pelota más dentro que fuera de la portería deportivista. Al equipo de Lotina le podía el cansancio.

La entrada en la segunda parte de Piscu, Bodipo y Pablo Álvarez no cambió las cosas. Pero a los treinta segundos, el Deportivo tuvo la fortuna de que Guardado logró culminar un centro y el gallego cedió de cabeza para Bodipo, que marcó desde la frontal del área pequeña en un grave error de los centrales del Minervén. El cuadro venezolano echó así por tierra la mejoría que le había dado el mando del partido. Desde entonces, el Dépor incluso pudo marcar más.