Ana Penas (Pontevedra, 1971) es parte de la memoria olímpica gallega. La ex piragüista, que logró diploma en dos Juegos, es hasta ahora la única gallega que ha estado presente en tres Juegos Olímpicos.
-Se acercan los Juegos. ¿Siente nostalgia?
-No. Me gusta seguirlos, sobre todo el piragüismo. Pero no lo añoro, hice lo que tenía que hacer. Si llegas a una edad en la que no das más, es mejor dejarlo.
-¿Cómo fue su estreno?
-Mis primeros Juegos me desbordaron, fue algo fascinante. Llegué con una ilusión tremenda. A los trece años, en el 86, oía hablar de la operación Barcelona 92 y decía: «Entonces ya no estaré en el piragüismo». Siempre me he marcado metas cercanas. Tenía 20 años. Era una novatilla, la yogurina del K-4.
-¿Qué elegiría de toda su trayectoria olímpica?
-Es difícil. Estuve en Barcelona 92, en Atlanta 96 y en Sídney 2000. Cada uno tiene su cosa. Pero, para mí, los de Barcelona fueron los mejor organizados.
-¿Mereció la pena el sacrificio?
-Claro. Económicamente, el piragüismo no es un deporte para forrarse. Pero el entrenamiento y las vivencias valen la pena. Hay momentos malos, lesiones y decepciones, pero, si volviera atrás, volvería a practicar el piragüismo. Y si mis hijos quieren hacer deporte, me gustaría que se decantaran por el piragüismo.
-¿Se atreve a hacer pronósticos para Pekín?
-No. En España solemos colgarnos las medallas antes de tenerlas. Y un quinto puesto es fenomenal. Espero que las chicas del K-4, que es lo que me toca más de cerca, tengan un buen resultado. No han podido trabajar mucho de forma conjunta. Pero han logrado el billete olímpico y eso ya es un logro.