Al tenista suizo no le salió casi nada y no lo llegó a inquietar en ningún momento
09 jun 2008 . Actualizado a las 11:09 h.Rafael Nadal confirmó las previsiones y le asestó un duro golpe a Roger Federer en la final de Roland Garros. El español se impuso por 6-1, 6-3 y 6-0, toda una paliza para el número uno del mundo. El duelo duró una hora y 48 minutos. En ese corto espacio de tiempo encontró Nadal un premio de un millón de euros como ganador.
El partido fue la clara demostración de la enorme diferencia que existe sobre tierra entre los dos primeros del ranking mundial. Por lo visto en la final, el líder debería ser el mallorquín, que esta semana cumple 151 semanas como número 2 de la clasificación. Al frente de la lista permanece un Federer que en la confrontación de cierre del torneo no pudo en modo alguno superar las acciones ofensivas de su adversario.
Federer salió a la pista central, más animada que nunca, con la firme idea de lanzar bolas pesadas sobre el revés de Nadal, pero se encontró con una durísima respuesta. Los tiros del español superaban los 150 por hora de velocidad. Ante un enemigo de esa brava naturaleza difícilmente podía el suizo reaccionar con ciertas posibilidades de éxito.
Lo de los lanzamientos al revés no le dio resultado a Federer, como tampoco la dejada, cuando la utilizó. Ese sistema no es del agrado de José Higueras, su asesor hasta este domingo para los partidos sobre tierra batida. En todo caso, cuando recurrió a alguna de esas bolas cortas comprobó con decepción que se estrellaban contra la red.
Mientras Federer sufría, a Nadal le funcionaron todos los engranajes de su juego compacto y eficaz. El tenis del suizo ofrecía demasiadas fisuras y en esas circunstancias resulta prácticamente imposible superar a un muchacho de 22 años que suele incluso crecerse en la adversidad.
El doble de errores
Por otro lado, con 21 sets ganados a lo largo del torneo, Nadal no ha cedido ninguna manga. Es la mejor prueba de su firmeza y capacidad para dar el máximo rendimiento con su raqueta Babolat . Números cantan y esta vez las estadísticas del partido fueron claramente adversas a Roger Federer. En su contra figuran 70 errores por los 36 del balear. En golpes ganadores fue más efectivo Nadal, con 22. Federer tuvo que conformarse con 16. En cuanto a puntos totales de este partido corto la diferencia también fue abrumadora a favor del español: 92 contra 52.
Con la de ayer, Nadal suma nada menos que 28 victorias consecutivas en partidos de Roland Garros desde que en el año 2005 compareció por primera vez. Por otro lado, el desenlace del partido hace recordar que fue el peor desde que en el año 1977 el argentino Guillermo Vilas derrotó al estadounidense Brian Gottfried por 6-0, 6-3 y 6-0.
Si aquello fue toda una sorprendente paliza, la que sufrió Federer no sorprende demasiado dada la forma en que viene empleándose Nadal, con absoluta entrega en cada golpe y corriendo de un lado a otro para devolver la bola o sumar el punto.