Fue incapaz de remontar el gol de Arango debido a sus desajustes en la defensa y en la creación, y a su falta de actitud
23 mar 2008 . Actualizado a las 02:39 h.El Deportivo se estancó en su camino de salvación al caer contra el Mallorca (1-0, más el goal average) y romper su racha de cuatro partidos sin perder.
Tras unos minutos de tanteo, comenzaron los golpes. Sin intercambio. Unidireccionales contra Aouate. Cada equipo desempeñó su papel. Era la defensa contra el ataque. Y el Mallorca castigaba intermitentemente. El Dépor esperaba agazapado, sin prisas, cediendo la pelota. En el once, los locales se dieron cuenta de que el centro era imposible y que atacar los flancos era la manera de tumbar a este rocoso sistema con tres centrales que ha rescatado Lotina del blanco y negro. Contra la perseverancia, el Deportivo argumentó paciencia. Esperó e intentó matar el partido frente a un equipo que jugaba al fútbol con una velocidad más.
No obtenía premio el Mallorca y, aunque no desesperó, tampoco sabía hacerse con el control. Tuvo que ser a balón parado, plan B de fútbol actual, carente de calidad individual. Arango lanzó desde un costado un libre directo que botó y entró por el centro del área pequeña de Aouate bajo la atenta supervisión de todo el entramado defensivo blanquiazul. El orden táctico no había servido de mucho. Tocaba asumir responsabilidades, so pena de derrota. Atacante y defensor intercambiaban sus papeles.
Mientras el Deportivo siguió a trancas y barrancas, el Mallorca supo hacer de Dépor. Un contragolpe, un pase largo y un cambio de orientación dieron con Güiza en boca de gol varias veces en pocos minutos. Hubo más ejemplos. Lo mejor que podía hacer el Deportivo era irse al descanso con vida. Incapaz de hacerse con el mediocampo, se replegaba con lentitud y no lograba crear juego ni peligro frente a un rival que, sin alardes, mostraba más orden, claridad de ideas y compromiso.
Parecía que quería en la segunda el cuadro coruñés, pero sin mucha convicción. Lotina sacó a Taborda y Guardado en lugar de Xisco y Lafita. El Mallorca, expectante. A falta de media hora, el Dépor firmó su primer disparo entre los tres palos. Su fútbol era previsible y el Mallorca no se percató del espejismo y no supo zanjar el partido. Esto dio vida al Dépor, que pagaba las consecuencias de sus desajustes. Riki fue la última bala. Se fue Filipe y Guardado ocupó el lateral. El equipo intentaba mejorar su imagen, pero esta vez la dinámica era demasiado negativa.
Al Deportivo le esperan ahora el Murcia (el domingo a las siete en Riazor), el Racing, el Athletic y el Barcelona. Hoy habrá que prestar atención al transistor.