Un Dépor discreto empata ante un Getafe que juega bien pero no marca

DEPORTES

24 sep 2007 . Actualizado a las 19:38 h.

El Deportivo interrumpió su tendencia a la mejoría (avalada por sólo un partido) con un empate sin goles en Getafe en un encuentro en el que el equipo coruñés se vio superado por un cuadro azulón que jugó bien, pero no tuvo acierto de cara a puerta. En este sentido, el empate se puede dar por bueno, a tenor de los méritos de unos y otros.

El Deportivo cedió terreno sin quererlo en los primeros compases de partido. Aunque el Getafe firmó un par de ocasiones de gol antes de cumplir el primer cuarto de hora, el peligro no era real, ya que el equipo de Lotina daba la impresión de tener controlado el riesgo en todo momento. Las descargas azulonas eran por la derecha, hacia el tendido de sombra del Coliseum en la tarde de ayer. No quería de ese caldo el técnico vasco (dijo en la previa) así que ayer tuvo dos tazas y a los veinte minutos, el Cata Díaz (tres veces), Casquero (otras tres) y Braulio (que también tuvo la suya) le hicieron mentar los diablos a Dudu Aouate.

Los de Laudrup desarbolaban al Dépor moviendo la pelota con criterio, lanzando los saques de esquina con buen gusto y forzando alguna que otra falta al borde del área. La desaparición del mediocampo coruñés en este combate unilateral fue una de las causas de que los zagueros no diesen abasto con los arranques locales. Al renegar del patadón como de pecado mortal, el equipo coruñés tampoco lograba romper la dinámica del Getafe. Los méritos blanquiazules en la primera media hora de partido se resumían en una defensa numantina y una jugada que comenzó con un centro tenue de Lafita, otro sin consecuencias de Manuel Pablo y una cartulina amarilla a Riki por obstaculizar a Abbondanzieri en el saque.

La ocasión más clara

El Getafe aflojó en la recta final de la primera parte y el partido entró en punto muerto. Hasta que Verdú sacó oro de un centro desde la derecha y remató de cabeza medio gol. El otro medio lo desbarató Abbondanzieri en la ocasión más clara del partido, que no la firmó el equipo que mejor jugaba. Así, los miedos se trasladaron de cuerpo y el Getafe recordó que la derrota ante el Espanyol había estado maquillada con un baño de fútbol al cuadro catalán. Y el Dépor se dio cuenta de que podía. Pero antes debían dar la cara todos los que están obligados a ello en este equipo, sumidos en la espantada general.

Más de lo mismo en el segundo tiempo, aunque los getafenses estaban más desacertados. El calor pasaba factura a ambos equipos y los errores se acumulaban. A una mano blanquiazul en el borde del área, respondía el Getafe con un lanzamiento de falta a las nubes.

Al final, el ímpetu azulón no tuvo premio y el Deportivo salió indemne de un encuentro en el que fue peor que su rival pero tampoco pasó apuros realmente serios.