José Mario Santos Mourinho se despide del Chelsea convertido en el entrenador más famoso de Europa. Llegó a Londres en junio del 2004 e hizo de su equipo (un modesto que no ganaba la Liga desde 1955) uno de los grandes de Europa, aunque allí no consiguió ganar la Liga de Campeones en ninguno de los tres intentos de que dispuso.
Mourinho dibujó su propio personaje a fuerza de éxitos incontestables (deja el Chelsea sin perder ni un partido en su estadio), pero también de declaraciones arrogantes. En un mundo dominado por el tópico fácil, al portugués nunca le tembló la voz. Nacido en Setúbal, cerca de Lisboa, hace 44 años y criado en los últimos años del régimen de Salazar, el ahora entrenador del Chelsea respiró fútbol desde sus primeros años. Su padre, José, fue portero del Vitoria de Setúbal y llegó a ser internacional. Cuando su progenitor se convirtió en entrenador, el joven José redactaba los informes del rival. Al tiempo, se licenció en Educación Física, especializado en metodología del deporte.
Con Robson
En los noventa vinculó su destino al de Bobby Robson. Sobre el papel su función era la de traductor. Sin embargo, Mourinho acostumbraba a multiplicar, reducir o minimizar el mensaje de su superior. Así llegó al Barcelona y continuó en el Camp Nou con Van Gaal. En un partido contra el Barça de la pasada temporada un periodista le recordó su pasado en el club y el técnico del Chelsea le espetó: «Han pasado nueve años y yo he cambiado mucho pero, por ejemplo, usted no ha cambiado nada y hace exactamente lo mismo».
Ya en solitario, con su aterrizaje en el Oporto inició una imparable carrera hacia el éxito: en el club de los dragoes lo ganó todo, incluida la UEFA del 2003 y la Champions del año siguiente tras eliminar al Deportivo en semifinales. En A Coruña dedicó una perla a la hinchada: «La presión de Riazor no es comparable a la que existe en Manchester o en Marsella, el público no marca goles ni hace faltas».
Su figura fue analizada en miles de ocasiones. Resulta especialmente significativo un artículo publicado en The Observer , donde se compara a Mourinho con El gran dictador , el inolvidable personaje interpretado por Chaplin. El entrenador llegó a declararse de derechas. Y añadió: «Ser de derechas en Setúbal es más difícil que ser del Oporto en Lisboa». La religión también ocupa un lugar primordial en su vida. Llegó a instar a sus jugadores a actuar en función de tres ideas básicas: «la Liga de Campeones, Dios y yo», les dijo.
En una campaña reciente, Samsung aconsejaba a sus posibles clientes a comprar el mismo móvil que el entrenador para alcanzar el éxito. Algunos dicen que, pese a su imagen de prepotencia incurable, es atento y encantador. A modo de adiós, escribió un SMS a sus jugadores con este texto: «Se acabó, mucha suerte en sus carreras».