Doce familias que habían sido expulsadas levantan otro campamento
20 jul 2011 . Actualizado a las 11:31 h.Lo que costó echarlos y ahora vuelven. Cuando solo quedaban seis familias por desalojar, regresan los desalojados. En tromba, organizados y dispuestos a quedarse. Lo hacen porque no tienen a donde ir, dicen ellos. Porque no son capaces de afrontar un alquiler en la ciudad y, según denuncian, «el Ayuntamiento no nos ayuda con parte de las rentas». Por eso han vuelto a donde es gratis acampar, aunque sea en medio de los cascotes y basura que quedó en la zona tras la demolición del 90 % de las chabolas. Ayer regresaron 12 familias, y hoy, según anunciaron, lo harán cuarenta más.
A lo largo del día fueron instalando pequeñas tiendas de campaña. Dicen que con la ayuda de unos arquitectos solidarios, que les han asesorado en la construcción de infraviviendas para sacarlos del apuro. Bajo lonas de plástico, amenazan con hacerse fuertes y «esperar a la policía». Porque esta vez, advierten, «no va a ser tan fácil echarnos».
Engaños
Están convencidos de que el Ayuntamiento los engañó. «Nos echaron prometiéndonos parte del alquiler y cuando vamos a Servicios Sociales con el contrato del piso no quieren saber nada». Y como han dejado de pagar las rentas y no tienen donde vivir, han vuelto. Para quedarse.
Estuvo el Ayuntamiento durante los últimos ocho años trabajando en el desalojo del poblado. La mayoría se acogió al plan de realojo porque reunían todos los requisitos. Solo se dejó al margen a aquellos que no tenían a sus hijos escolarizados, estaban relacionados con actividades delictivas o no pudieron demostrar sus ingresos. Con ellos se actuó distinto. Para echarlos no quedó otro remedio que acudir a la Justicia y que fueran los jueces los que firmasen las órdenes de desahucio. Eran alrededor de veinte familias (en Penamoa llegaron a vivir 140), de las que solo quedan ocho, pendientes que un día de estos llegue de nuevo la excavadora y tire abajo sus chamizos.
Por el momento, ahí siguen. Pensaban que se habían quedado solos y en un día se han reencontrado con sus antiguos vecinos.
Quieren un piso
«Nosotros no queremos seguir en Penamoa, pero es el único sitio donde podemos vivir gratis, pues no tenemos dinero, somos pobres», afirmaba ayer Carmen Barrul. Dicen que su sueño es vivir en un piso. Pero lo quieren subvencionado por el Ayuntamiento. Mientras, ahí seguirán. Y puede que hoy sean muchos más.
«Aquí estamos esperando a la policía. Esta vez no va a ser tan fácil echarnos»
Ramón Barrul
«No queremos seguir en Penamoa, pero es el único sitio donde podemos vivir gratis»
Carmen Barrul