La delegada de la consellería y la alcaldesa visitaron las obras a primera hora de la mañana de ayer
21 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.Tras varios días de desconcierto, parece que ayer quedó definitivamente aclarada la polémica del talud de Castroagudín. La delegada de Política Territorial, Isabel Domínguez, y la alcaldesa de Vilagarcía, Dolores García, visitaron a primera hora de ayer las obras, acompañadas por el equipo técnico. Allí comprobaron in situ el impacto de la infraestructura y estuvieron explicando la situación a los vecinos.
Según narró más tarde la responsable provincial del departamento autonómico, los habitantes de Castroagudín pudieron comprobar, con papeles en la mano, que «no existe ningún cambio entre el proyecto original y el constructivo, salvo que se dimensionaron más los pasos subterráneos previstos». Esta fue la premisa de la que partió Política Territorial, tanto en la reunión mantenida con los vecinos a última hora del miércoles como en la de ayer. Por lo tanto, el colectivo vecinal estaba en un error al creer que se estaba construyendo una bóveda y ejecutando un relleno donde antes había previsto un viaducto.
No obstante, Isabel Domínguez reconoce que la infraestructura, precisamente en ese punto, «es muy agresiva, como ocurre con todas las infraestructuras». Y también que «Castroagudín es el único lugar de Vilagarcía que queda dividido en dos». Por eso su departamento ha dado «instrucciones para que se suavice lo más posible, para que se realice un tratamiento en verde y para que todas las infraestructuras vecinales sean repuestas», explicó Domínguez. En este aspecto, explicó que el lunes habrá una reunión con técnicos de Medio Ambiente para organizar otra de las cuestiones que más preocupan a los vecinos: la canalización de las aguas pluviales.
Porque una cuestión han dejado muy clara: sustituir el talud que se está construyendo por un viaducto, como pedían los vecinos, es «imposible», puesto que excedería el margen del 20% del presupuesto previsto que permite la ley. Se está estudiando, eso sí, si será posible modificar un poco la cota en ese punto, pero será imposible evitar el talud y el relleno de tierras.
De todos modos, esta solución tampoco convence mucho a los vecinos. Su portavoz, Julián Abuín, explicaba ayer que «baixarlle á cota a nós non nos soluciona nada» y que, por lo tanto, siguen «insistindo en que non queremos ese muro». De todos modos, los afectados esperarán a la solución definitiva que, según Abuín, se les prometió plantear en dos o tres semanas. Mientras tanto, según confirmaba ayer la delegada, las obras continuarán su curso.
En cualquier caso, tanto la delegada como la alcaldesa confían en que, una vez terminada la infraestructura, el impacto sea menor del que ahora parece que tendrá, y se tomarán las medidas para ello. «Es diferente encontrar un muro de hormigón normal que encontrar un espacio ajardinado», apunta. Y ese espacio ajardinado es lo que ayer se prometió a los vecinos de Castroagudín. Eso y la reposición de todos los servicios, especialmente de las zonas de paso.
La delegada fue comprensiva con las protestas vecinales de los últimos días, puesto que, en su opinión fue «una reacción normal de los vecinos al sentirse engañados». Una actitud que, según dijo, varió totalmente cuando comprobaron que no había existido engaño alguno. A partir de ese momento, aseguró, «su colaboración ha sido total». Tanto que incluso ofrecieron una cantera para depositar en ella la tierra si fuese necesario. «Ellos entienden que la infraestructura es necesaria e intentaremos que les cause el menor perjuicio posible».