Eladio Franco y su mujer, Esperanza, formalizaron ayer la escritura de compra de la que ya es su nueva vivienda, en la Atalaya, a cambio del inmueble del barrio de O Celeiriño en el que vivían hasta hace seis meses, que tuvieron que abandonar por riesgo de derrumbamiento, y que es uno de los ocho que tendrán que ser demolidos por el Concello.
La sensación, como el propio Eladio reconocía ayer, es agridulce, por los condicionantes de este traslado obligado, pero expresaba al mismo tiempo su satisfacción «porque o problema se solucionara tan rápido, non pensábamos que fora así». Lo celebraron además en familia y con el propio alcalde viveirense, Melchor Roel, y la teniente de alcalde, María Loureiro, en un restaurante de la localidad. Queda tan solo firmar el documento de cesión a la Xunta de la vivienda afectada.
Otros seis propietarios formalizarán la adquisición de las nuevas viviendas entre hoy y mañana, según explicó la teniente de alcalde, María Loureiro. Tres de ellos tendrán que esperar un año a que finalicen las obras de sus pisos. Una octava familia damnificada renunció a la oferta de la Consellería de Vivenda, optando por denunciar directamente a la empresa constructora del edificio del que derivaron los daños en los inmuebles.
El Concello recibió en días pasados una transferencia de la Xunta por valor de 915.000 euros, así como luz verde para que pudieran realizarse las escrituras. La inversión máxima estipulada para cada una de las adquisiciones es de 133.000 euros.