La ruta de los refugiados

Gabriel Tizón
Vigilados en el cementerio. Un hombre sirio apoyado sobre una cruz cristiana de una cementerio en la frontera de Serbia y Croacia, lugar donde fueron obligados a pasar varios días y noches con temperaturas mínimas vigilados por la policía que les rodeaba.

04 oct 2015 . Actualizado a las 12:53 h.
Vigilados en el cementerio. Un hombre sirio apoyado sobre una cruz cristiana de una cementerio en la frontera de Serbia y Croacia, lugar donde fueron obligados a pasar varios días y noches con temperaturas mínimas vigilados por la policía que les rodeaba.
Tres noches en la frontera de Croacia y Eslovenia. Un grupo de refugiados de países como Siria, Irak, Irán o Afganistán son detenidos en una valla en la autopista de la frontera de Croacia y Eslovenia, lugar donde fueron obligados a pasar tres noches con la única ayuda de voluntarios que les acercaban comida y tiendas.
Un oasis de alegría. A la izquierda, un niño es levantado en brazos por su hermano mayor en un campo en la frontera de Hungría y Austria durante uno de esos momentos de alegría que se crean para engañar a los más pequeños e intentar hacerles llevar lo mejor posible esta dura travesía.
El corredor serbio. Miles de personas caminan a diario a lo largo de los campos de cultivo serbios, un corredor hacia la frontera con Croacia. Niños, ancianos y enfermos  unidos por la desesperación y la solidaridad, cargados con todas sus pertenencias.
¿Cuál será mi destino? La mirada de una niña, que representa la inocencia de no entender nada de lo que le está sucediendo, después de estar retenida 24 horas junto a su familia y otras 500 personas, primero dentro de un autobús y después en las vías de una pequeña estación de tren, sin conocer en ningún momento su destino.
Un discapacitado en busca de su camino. Un refugiado sirio camina sin una pierna entre los maizales de Serbia muy cerca de la frontera con Croacia después de cruzar Macedonia, Turquía y Grecia. Muchas personas con discapacidad por culpa d ela guerra realizan esta travesía contra todo pronóstico, empujados por la ilusión de emprender una vida en un país en paz.