Crisis en el mar Rojo: el 12 % del crudo de España atraviesa esta ruta marítima

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

YAHYA ARHAB | EFE

El petróleo volvió a repuntar ayer y acumula una subida del 8 % en cinco días ante el temor a que los ataques hutíes a barcos paralicen el suministro

20 dic 2023 . Actualizado a las 16:03 h.

La seguridad en el golfo de Adén es clave para evitar el colapso de una arteria clave para el comercio entre Europa y Asia. Desde los contenedores repletos de mercancías chinas hasta los grandes gaseros y petroleros que salen de los países del golfo Pérsico necesitan atravesar el estrecho de Bab el Mandeb para adentrarse en el mar Rojo, cruzar el canal de Suez -lo hacen unos 19.000 al año- y desembocar en el Mediterráneo.

Esta es la ruta que sigue el 12 % del crudo que compra España —a Arabia Saudí e Irak—, según las últimas estadísticas disponibles del 2023 de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). Lo mismo ocurre con el 4,3% del gas natural licuado (GNL) que consume el país —proviene de Catar y Omán—.

Nadie se salva del impacto que puede acarrear la estampida de las navieras en la zona, a causa de los ataques hutíes en represalia por los bombardeos israelís en Gaza. En su conjunto, la Unión Europea importa desde Arabia Saudí —su cuarto socio más importante— el 9 % del petróleo que consume. De Catar y Omán, el 13 % del GNL.

¿Hay alternativa por tierra? «Es inviable», asegura Javier San Martín, profesor de logística sostenible en OBS Business School. Y es que harían falta unos 400 trenes o miles de camiones para poder trasladar los volúmenes de mercancías que puede cargar un gran petrolero.

La única opción es rodear el continente africano. El problema, como apunta el analista, es que se alarga el viaje —entre 10 y 14 días extra— y eso reduce la frecuencia de navegación, dilatando los plazos de entrega de mercancías. «Aquellas que iban a llegar a tiempo, llegarán tarde. También supondrá un problema para quienes trabajen con poco stock», indica San Martín, quien también considera que las navieras —las más grandes del mundo, que concentran el 56% de la capacidad global, han anunciado la cancelación de sus servicios en la zona, acarreando el desvío del 17 % de los volúmenes de mercancías globales— aprovecharán la situación para elevar los precios de los fletes, hundidos en el último año. Desde que empezó el mes, ya han subido un 44,5 % para la ruta China-Mediterráneo, según Freightos.

Hay quien pudiera pensar que tiene lógica, pues deben invertir más dinero en el combustible que utilizan sus flotas para bordear el cabo de Buena Esperanza, pero San Martín subraya que estas compañías ya están aplicando recargos a sus clientes por la situación excepcional en el mar Rojo. Esos recargos junto al ahorro que supone atravesar el canal de Suez —los derechos de tránsito aumentarán hasta un 15 % el año que viene— limitan el sobrecoste para las navieras, que Freightos sitúa entre el 15 y el 20 %. La peor parte se la llevan los clientes, que recibirán las mercancías más tarde y verán incrementadas las tarifas. «Que no nos extrañe que estos piratas estén financiados por algún país petrolero que quiere revertir la bajada del crudo», señala San Martín. Ayer mismo el barril de brent volvió a repuntar y ya acumula una subida del 8 % en los últimos cinco días.

En el caso de Galicia, esta ruta también es clave para la importación de textil, manufacturas de metal y electrónica desde China, aunque, a diferencia del crudo o el gas, estas mercancías sí se pueden transportar combinando tren, avión y carretera.

A pesar de todo lo que hay en juego, San Martín considera que la tensión para el comercio «no irá a más». Y eso mismo opina el jefe de investigación de Freightos, Judá Levine: «Con rutas alternativas y un exceso de capacidad disponibles, las operaciones deberían continuar razonablemente bien. Es poco probable que las tarifas de los fletes alcancen niveles excesivamente altos. Con la comunidad internacional movilizándose y motivada para eliminar esta perturbación del comercio mundial, también es posible que estas desviaciones tengan una duración relativamente corta», desliza. Es más, confían en que en cuestión de dos semanas se pueda recuperar la normalidad.