En Málaga hay un barrio muy popular llamado El Palo. En caso de que tengan fiestas populares, su paisano Juan Rodríguez sería el más indicado para leer el pregón. Toca madera, por superstición, porque está harto de tanto tocar la madera de los porterías rivales: «No se que pasa que todas me van al palo, ya llevo cuatro en esta Liga», se quejaba ayer con una mezcla de desesperación y humor.
El larguero repelió su remate, la ocasión más clara del primer tiempo, una jugada que pudo adelantar en el marcador al equipo coruñés.
Lances
En la jornada 7 disparó a la madera, pero la pelota acabó entrando: fue la acción que dio al Deportivo la victoria sobre el Sevilla (1-0). Al siguiente partido liguero, contra el Valladolid en el Nuevo Zorrilla, se volvió a topar con el palo, balón que de haber entrado habría supuesto el 2-1 momentáneo en un encuentro que acabó 4-0. En la jornada siguiente, más madera, esta vez contra el Sporting: remató de cabeza al larguero, pero menos mal que el rechace fue aprovechado por Lassad para colocar el 1-0. Después igualó el Sporting.
Ya la pasada temporada, en la que el Dépor envió quince balones a la madera, Juan Rodríguez fue uno de los más perjudicados. De hecho, se acordó de esas acciones cuando en el partido entre España y Bélgica se comprobó que las porterías estaban hundidas.