Un entrenamiento con público

Víctor López

VIGO

La primera victoria de Antonio López en Balaídos sirve para alargar los cálculos matemáticos por el ascenso más optimistas

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El Celta-Hércules se borrará con rapidez de la memoria de los escasos aficionados que asistieron a él, o de aquellos que se molestasen en verlo por la televisión. Solo servirá para engordar las estadísticas celestes en las que siempre han ganado a los alicantinos en Segunda, o para dar esperanzas a los más optimistas de que el milagro de un ascenso céltico a Primera, todavía es posible.

Una sesión intensa

Era un día para pocas probaturas y Antonio López volvió a confiar en Agus como lateral derecho y mantuvo el 4-4-2. Los célticos se emplearon como si se tratase de un día más en A Madroa pero con cambio de escenario. Con eso les llegó para doblegar a un rival al que las trece horas de autocar desde Alicante parecían haberle aletargado. Los alicantinos fueron la viva imagen del Celta cuando juega lejos de Balaídos, un cadáver con tufillo a podrido.

La única variante importante era Okkas por Perera. El chipriota inexplicablemente se ha quedado fuera, como sucede con otros jugadores importantes, de las últimas alineaciones. En el primer cuarto de hora se bastó para demostrar que su presencia en este patético equipo se hace imprescindible. Solo la racha de seis partidos sin marcar de Perera le llevó a la titularidad. A un punta con tanto olfato de gol, dejarlo en el banquillo es una falta de respeto a la razón. Sus números evidencian que el Celta no se puede permitir prescindir de un jugador de su categoría. Con poco más de mil minutos ha sumado seis goles, una muy buena marca.

Los cambios de Antonio López

El técnico celeste se ha caracterizado por enfadar a la grada con sus variaciones tanto en casa como lejos de Balaídos. Ayer, a un partido anodino, le puso un punto más de crispación cuando sustituyó a Okkas por Vitolo. Los pocos que estaban en el campo se quejaron, pero no como el día del Sporting, más amargamente porque veían la sinrazón de un equipo que hace tiempo que ha dicho que no puede pelear por nada. Si los puntos no son tan importantes, porqué ese afán por conservarlos. La grada solo pedía algo de alegría en una jornada tan poco motivadora.

La reaparición de Canobbio

El mediapunta llevaba dos meses sin jugar. Su última acción fue el penalti que falló ante el Las Palmas. Su vuelta al campo fue para colocarlo, como a Jorge Larena, en una banda izquierda en la que no se encuentran. Si a jugadores con escasa motivación se les desplaza, su resultado es igual a cero.

La fragilidad de Peña

El central boliviano es el jugador de cristal número dos de la plantilla del Celta. Su presencia ha llegado a cuenta gotas. Ha jugado nueve partidos como titular en toda la Liga. Vino por una temporada y su presencia, lesión tras lesión, ha sido anecdótica.

Los números de casa

El Celta maquilla con su victoria de ayer unos números paupérrimos como local. Es el segundo triunfo en su campo de este año, y ambos los ha logrado por la mínima, y el sexto de la temporada. El de ayer, fue el primero de Antonio López en casa.