La carga de trabajo en los astilleros de la ría de Vigo, que en su mayoría tienen asegurada la producción hasta el año 2011, ha generado una inusual y sostenida situación de pleno empleo, y a su vez, situaciones derivadas de la enorme necesidad de mano de obra. Los cerca de 3.500 obreros de la construcción naval, hasta ahora la cifra media, se están mostrando claramente insuficientes para atender la demanda, que en este momento se eleva a cerca de 70 buques de acero, entre los que destacan los barcos sísmicos para la detección de bolsas de petróleo y gas bajo el lecho marino, los ferris para el transporte de pasajeros, los quimiqueros y unidades remolcadora.
El fenómeno del pleno empleo es un indicador que sólo se registra en los sectores y en las economías más dinámicas y por el que suspiran no sólo los propios empleados, sino toda la clase política en general. De hecho, la Axencia da Bolsa de Emprego (ABE), una herramienta del convenio del sector naval que da un turno rotatorio para que todos los trabajadores del sector tengan un puesto de trabajo más tarde o más temprano, sólo tiene inscritos menos de 50 trabajadores en las categorías de caldedería, pintura, mecánica, carpintería y chorreo.
Contratos indefinidos
Según datos del secretario xeral de CIG-Metal, Miguel Anxo Malvido, la contratación indefinida alcanza ya a unos 3.000 trabajadores del sector, cuando, según recordó, el año pasado este índice se situaba en unos 700 empleados. En opinión de Malvido, mientras que en un principio los empresarios consideraron que esta bolsa iba a generar problemas de contratación, «agora se demostra que no só funciona senón que incluso quédase pequena, porque hai máis demanda dos empregos que pode ofrecer a bolsa».
El dirigente sindical afirmó que durante las reuniones bilaterales con los empresarios se ha destacado la buena marcha de esta actividad, puesto que en este momento existen encargos que se elevan a unos 2.100 millones de euros. Toda esta fiebre constructiva en los astilleros vigueses ha generado 211 solicitudes para cubrir vacantes en distintas firmas, en tanto que sólo existen 49 posibles trabajadores cualificados inscritos en la ABE. En algunos casos no coinciden sus especialidades profesionales con los requisitos de las empresas.