Farolas, papeleras, contenedores y balaustradas de piedra sufren desperfectos cada fin de semana en la villa noiesa La diversión nocturna del fin de semana lleva aparejadas, en algunos casos, consecuencias negativas. Por lo menos, en lo que respecta al mobiliario urbano, que en localidades como Noia se convierte, continuamente, en el blanco perfecto sobre el que descargar los efectos de alcohol y sustancias estupefacientes o, simplemente, en la excusa idónea para llamar la atención. Los vándalos se ceban con farolas, bancos, papeleras, contenedores y hasta con una balaustrada de piedra. Para atajar tal cúmulo de desperfectos, la edila de Seguridade Cidadá, Marisa Seijas Arufe, estudia la posibilidad de imponer castigos sociales a los autores.
S. A. L.