De claro en claro de diversión

SOCIEDAD

A pesar de la mañana lluviosa, cientos de escolares y padres disfrutaron en Acea ?de Ama de una jornada que premia el trabajo de miles de niños durante el curso

07 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Menos mal que vinieron cientos de madres. Tal vez por eso la lluvia no molestó más que lo justo, alguna carrera que otra y la colocación rápida de un chubasquero. Las madres -y lo cierto es que también, cada vez más, muchos padres- llegaron al parque cullerdense de Acea de Ama bien pertrechadas para que los niños pudiesen disfrutar del día sin grandes preocupaciones. Hubo quien llevó chaquetones, paraguas, gorros, neveras portátiles, ropa de repuesto y hasta botas de agua; no faltó siquiera quien, rizando el rizo, se trajo hasta una pequeña tienda de campaña desde la que la lluvia no existió.

Gracias a ese trabajo silencioso y eficaz, los niños -llegados en cientos de autobuses y coches particulares- aprovecharon los muchos claros del día para saltar en los hinchables -este año en número mayor que en las anteriores ediciones-, volar en la tirolina, jugar al fútbol o dar vueltas en el tiovivo.

Lo mismo ocurrió con la hora de la comida -precedida del que seguramente fue el más intenso, aunque corto, chaparrón de la jornada-, cuando cualquier soportal, pasadizo, árbol o tejado servía para proteger a los grupos. El merendero estaba lleno y alguna familia optó por desplegar sus mesas y sillas. El tiempo dio un respiro, el justo para echarse una siesta rápida al calor de una tarde tranquila.

Y es que, al igual que la mañana fue bastante desapacible, por la tarde las cosas se calmaron y solo cuando se levantaba un poco de viento la gente volvía a mirar preocupada al cielo. Bueno, cuando soplaba el sudeste y cuando llegó el helicóptero de Protección Civil, que se llevó tras de sí una marea de gente hacia el campo de rugbi, un año más, porque ver aterrizar un helicóptero no es algo nada habitual, como tampoco lo fue la exhibición que, pasadas las seis de la tarde, realizó ante un asombrado público, y que a más de uno le dio auténtico vértigo.

Exhibición del helicóptero

La llegada de la aeronave hizo cambiar los planes a muchos niños, que esperaban montar en los ponis y caballos en la explanada anexa al campo de deportes. Sin embargo, en previsión de que hubiese algún problema con los cuadrúpedos, la organización optó por cambiarlos de sitio.

Recolocadas las actividades y con el sol al fin luciendo, la tarde fue absolutamente festiva. Y nuevamente, del bolso de las madres salieron viseras y gorras para evitar el calor y hay quien vio a alguna echar crema protectora a los niños. ¿Se puede pedir mayor eficacia? Tal vez la de la organización, que tuvo que luchar denodadamente con el tiempo, tener mil alternativas por si el agua estropeaba los planes y prever el traslado de los escenarios en unos minutos.

A los que menos les afectó este ir y venir de nubes fue a quienes esperaban a los niños en carpas, como el grupo de Prensa-Escuela o los talleres, que un año más hicieron las delicias de los pequeños. Para ellos, la jornada fue más tranquila por la mañana y muy atareada por la tarde, cuando miles de cativos se paseaban con parches, dibujos en la cara, bolsas de regalo y muchas, muchísimas sonrisas. Finalmente, ante el escenario de Voz Natura acabó la fiesta con bailes, canciones y diversión. Niños, padres y, por supuesto, madres.