La incidencia de la heroína en Galicia mantiene un suave descenso

SOCIEDAD

El cambio en las pautas de consumo y la espectacular caída de su precio podrían favorecer un repunte

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Según todos los indicadores convencionales, la heroína sigue bajo mínimos. Estadísticamente, su consumo en Galicia mantiene la suave pendiente de descenso, igual que su protagonismo como causa de mortalidad, incluso como razón para someterse a un tratamiento de desintoxicación. Hace años que la cocaína le arrebató esos siniestros liderazgos. La ausencia social de la heroína ha tenido también como consecuencia el descenso en los índices de criminalidad, sobre todo en lo concerniente a los pequeños delitos. La situación ha derivado de tal manera que, según una reciente encuesta efectuada por la Xunta, a uno de cada tres gallegos no le importaría que se instalara en su municipio un dispositivo asistencial de venopunción, lo que vulgarmente se conoce como narcosala.

Sin embargo, a pesar de esta aparente situación de control sobre la heroína, con datos que calculan que en Galicia hay unas cinco mil personas que han experimentado con esta sustancia, de los que unos tres mil son adictos, algunos expertos gallegos alertan de la aparición de pequeños repuntes y señales que podrían apuntar hacia un aumento en el consumo: «Dicen los americanos que, tras una epidemia de cocaína, viene otra de heroína», afirma César Pereiro, director del centro de rehabilitación de toxicómanos en A Coruña.

La voz de la calle también abona la teoría de que algo se está moviendo en torno a una sustancia que jamás estuvo tan barata (el gramo que en 1990 costaba 210 euros puede comprarse hoy en día por tan solo 50) y que hace años se libró de la aguja como forma de inicio al consumo.

«El rebujito»

La heroína se usa hoy de forma muy importante mezclada con cocaína e inhalada en lo que se conoce como un chino, es decir, una base de papel metálico sobre la que se calienta la mezcla, provocando un vapor que es inhalado por el consumidor con un cilindro. El cambio de costumbres ha llegado a tal punto que en algunas zonas de Andalucía es extraordinariamente difícil encontrar heroína sola: «Lo llaman el rebujito -explica César Pereiro- y ha desplazado al comercio de heroína. En algunas partes de Madrid también se ha notado ese fenómeno que, como otros en lo que tiene que ver con las drogas, suele extenderse del sur hacia el norte». En Galicia aún no se aprecia. «Pero llegará -admite el inspector jefe de la unidad de drogas y crimen organizado en A Coruña-, porque los fenómenos de la droga son siempre muy expansivos».

En alerta

«Estamos alerta, desde luego, pero los indicadores que manejamos nos dicen que los nichos en los que se dan esos repuntes en la heroína son, felizmente, poco significativos», señala Indalecio Carrera, jefe de asistencia e investigación en la subdirección de drogodependencias de la Xunta, «pero ni podemos bajar la guardia ni obviar el funcionamiento del mercado».

Y el mercado, según los últimos informes que ha emitido la ONU, va a estar mejor surtido que nunca con los incrementos de producción en Afganistán y en otros países de la zona. Otro dato para intuir un posible cambio de tendencia en los próximos años.

«El problema de la heroína no está resuelto. De ninguna manera -expone César Pereiro- y la pérdida de miedo al sida y el cambio en las pautas de consumo puede favorecer la incorporación de nuevos consumidores. Hay que tener en cuenta que los fenómenos de las drogas son muy dinámicos y, si a mí me hubieran dicho en 1990 el consumo de cocaína que habría ahora, no me lo hubiera creído».