Los secretos de «los grandes arquitectos»

La Voz

SANTIAGO

26 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Orden secreta y de difícil acceso, la masonería hunde sus raíces en una nebulosa que algunos vinculan a la construcción de las pirámides. Lo que parece claro es que la institución fue creada por antiguos constructores de templos, que habrían cedido sus herramientas como símbolo. Hoy no hace falta ser constructor. «Ser masón es buscar una vida mejor para todo el mundo. Somos demócratas, estamos en contra de la ignorancia y a favor del beneficio moral y social, debemos dar ejemplo y ayudar al que nos necesite», resume Antonio Fernández. En Estados Unidos, para acceder al grado de aprendiz, compañero o hermano de cualquier logia es obligado tener 21 años y creer en un ser superior. En las tradicionales está prohibido el acceso a mujeres, y hablar de política o religión. «Pero el papel de la mujer es fundamental -dice Antonio Lampón-: cuando alguien solicita ser masón, si su esposa no está de acuerdo se rechaza de inmediato. Ser masón exige un gran sacrificio, personal y económico, y es imprescindible que la familia esté implicada. Todos pasamos por una comisión de investigación antes de entrar en La Fraternidad».

La masonería de EE. UU. dona millones para fines sociales. «En Nueva York tenemos hasta un pueblo, donde viven los masones retirados, y un hospital y un laboratorio, cuyos descubrimientos se donan al gobierno». La masonería es una presencia constante en la historia estadounidense: 14 de los 47 presidentes fueron masones, el último, dicen, el propio Obama. «En España esta apertura es impensable -dice Lampón-. Se sabe que el padre de Zapatero era masón, pero no tenemos datos sobre si él pertenece o no. Quizá ahora que deja el puesto se atreva a decir la verdad».

Sala del Capítulo de la Gran Logia de Nueva York, decorada con pinturas murales alusivas al antiguo Egipto, de donde procedería esta tradición.