Carlos Blanco es de plastilina. También lo son, por ejemplo, Jorge Sanz, Luis Tosar o Manuel Olveira, Pico. Al menos en la sede de la productora compostelana Artefacto, que se ha llevado también la plaza del Obradoiro a su taller. Todo, para rodar la primera película del Estado realizada con la técnica del stop-motion.
O Apóstolo, la historia de un preso fugado que tras adentrarse en el Camino de Santiago para pasar desapercibido acaba en una aldea «moi misteriosa, coa Santa Compaña, cadáveres e arcebispos. Xente moi perigosa», bromeó Blanco, encargado de insuflar vida a su doble de plastilina en el largometraje, se estrenará el 25 de julio del 2010 en el Auditorio de Compostela. Hasta esa fecha, el equipo de más de 30 personas que se afana en recrear todo un mundo en miniatura trabajará arduamente, ya que la técnica del stop-motion implica grabar las secuencias frame a frame. Lo que ya está listo es el trabajo interpretativo. «Non ten nada que ver coa dobraxe», explicó Carlos Blanco. Y es que tal y como aseguró la productora ejecutiva del filme, Isabel Rey, los actores no se ven encorsetados en una escena ya filmada, si no que se hace justamente al revés. Una vez hecho los diálogos, se recrea todo un mundo de plastilina.
Con un presupuesto de unos dos millones de euros, «pequeno para unha película desta envergadura», el proyecto de O Apóstolo tiene una duración total de unos tres años. Dos han sido de «desenvolvemento» y otro de rodaje, para el que Artefacto Producións contará con la colaboración de animadores que han trabajado en filmes de la talla de La novia cadáver, de Tim Burton. «Trátase tamén de que os animadores de aquí, que xa teñen unha moi boa calidade, poidan coñecer e aprender as técnicas das grandes producións americanas».
Donde ya han podido conocer un poco más O Apóstolo es en Cannes, uno de los festivales de cine más importantes, donde los responsables de la productora han promocionado esta película.