La ribera más bella de Galicia

Cristóbal Ramírez

LUGO CIUDAD

Una ruta señalizada permite conocer uno de los mejores y más compactos bosques de Lugo

22 mar 2009 . Actualizado a las 12:02 h.

Poco, muy poco, se ha escrito de Paradela. En realidad, se trata de un municipio de esos que la opinión pública incluye en el capítulo de irrelevantes. Con suerte, alguien lo identifica porque por su parte norte lo cruza el Camino de Santiago, el Francés, el más frecuentado. Y hasta ofrece un albergue de planta baja. Pero, siendo sinceros, Portomarín y Sarria le comen las papas.

¿Es injusto? ¡Desde luego! Además de alguna iglesia muy interesante y varios castros, la naturaleza no ha sido rácana en absoluto por estos lares, y ni siquiera se ven demasiadas pistas de esas construidas bajo el manto protector de la concentración parcelaria y que, aplicando aquello de que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta, masacran el rural gallego.

Y aunque las malas lenguas llegan a decir que a algunos alcaldes parece que los carga el diablo cuando se trata de la protección del medio ambiente, justo es añadir que el de Paradela no se encuentra en ese grupo. El hombre supo moverse para potenciar, entre otras cosas, una ruta de senderismo que permite conocer el río Loio en media jornada. E incluso cuando las tormentas invernales de hace unos pocos años dejaron aquello para el arrastre -puentes incluidos- consiguió el dinero para reconstruir todo de nuevo. Así, en la actualidad es posible adentrarse en este increíble paraíso -de verdad que el calificativo está bien empleado- de Galicia.

Es el momento de decir que en absoluto resulta necesario hacer la ruta entera. Cualquier rincón es bueno para detenerse. Claro que igual se pierde uno el cruzarse con un corzo, o el salvar el río por los tres puentes, o la visita a los molinos. El primero de estos últimos, por cierto, muestra grandes dimensiones y recibe el nombre de A Retorta, aunque antes se levanta otro ligeramente apartado de la ruta en sí. Y una única recomendación: en determinado punto, solo en uno, la señalización lleva a la duda, tanto que parece que hay que trepar con grandes dificultades por un muro, y señales de sucesivos intentos sí que se ven. Pues no. Gírese a la derecha, bordeando un bosquete hasta el fondo. Misterios de la vida...