Clara Rodríguez Camarera representa una nueva generación de ourensanos.
08 abr 2009 . Actualizado a las 10:57 h.Clara representa a una nueva generación de ourensanos: hijos de emigrantes que han decidido buscar un futuro haciendo el viaje inverso al que realizaron un día sus progenitores. Su padre es de San Amaro, su madre de Ribadavia, y ella nació hace 37 años en el estado venezolano de Lara. Ahora tiene su vida y su trabajo en Barbadás y ha introducido en la carta del bar Alecrín (avenida de Celanova, de A Valenzá) algunos detalles gastronómicos de su país natal.
-¿Ha sido difícil la integración en la tierra de sus antepasados?
-Lo cierto es que no me costó integrarme porque nunca perdí la conexión con Galicia. Veníamos de vacaciones, y además si tus padres son de aquí nunca pierdes de todo las costumbres y la cultura de la tierra.
-¿Cómo se le ocurrió incorporar la gastronomía venezolana?
-Se nos ocurrió cuando teníamos otro bar, también aquí en A Valenzá, hacer las arepas y tequeños. Y se vendían muy bien, así que cuando me vine a Alecrín decidí seguir. A los clientes de aquí les gustan y ahora también hay mucha gente de allá que vive en la zona y vienen a tomarlos.
-¿Es difícil encontrar la materia prima para hacer estos platos?
-Lo más complejo es la harina, que es de maíz y viene de importación. No se encuentra en todas las tiendas, aunque ahora los híper y las cadenas suelen tenerla. Las hacemos con distintos rellenos, aunque la típica de allá es la de carne mechada.