De desfilar con Dior a hacer sus propias tartas: la ourensana que cambió la moda internacional por la pastelería

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La ourensana Lorena Guitián aparca su carrera como modelo para formarse en repostería en una de las escuelas más importantes del sector
09 mar 2025 . Actualizado a las 09:48 h.La ourensana Lorena Guitián (Vilamartín de Valdeorras, 1994) está acostumbrada a los cambios y por eso no le da miedo modificar el rumbo de su vida si siente que en ese nuevo camino le espera algo mejor. No dudó a la hora de paralizar su carrera como arquitecta para subirse a algunas de las pasarelas más prestigiosas. En el 2019 empezó su carrera como modelo y su estilo convenció a algunas de las casas de alta costura más importantes del mundo. Lorena desfiló para firmas como Dior y Saint Laurent. Lució las creaciones de Hermès y Valentino en sus presentaciones, en citas tan conocidas como la Semana de la Moda de París o la de Milán. Además, en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid del 2023, Lorena fue elegida la mejor modelo de la edición. Su rostro salió en editoriales de Vogue y millones de personas escogieron qué ropa comprarse viéndola a ella llevarla puesta en las webs de marcas como Zara, Bimba & Lola y Purificación García. Su última campaña fue para la firma coruñesa de joyería de autor Rígido que acaba de ver la luz. Es una colaboración con otra marca española, Laagam. Es difícil meterse en una de las redes sociales del momento y no encontrarse con los vídeos de esa campaña, pero lo cierto es que esta valdeorresa actualmente ya no se dedica a la moda. «Sigo teniendo agencia, pero lo cierto es que ya no me dedico activamente a este trabajo», cuenta. «La publi de Rígido la grabamos hace un año, pero está circulando ahora, porque en esta profesión los tiempos son así», añade.
Lorena no aparcó la moda sin más. Lo hizo con un objetivo claro. «Quiero ser pastelera», admite. Y tiene motivos para este drástico cambio de rumbo. «Es muy difícil mantener en el tiempo una carrera como modelo por muchos motivos. En esta profesión buscan constantemente rostros nuevos, por lo que la competencia es brutal. Pasamos mucho tiempo esperando a que nos salga el siguiente trabajo y lidiar con esa incertidumbre es terrible. Además vivimos de nuestro físico. Tenemos una presión muy grande, así que nos pasamos los días pendientes de lo que comemos, de lo que quemamos y de cómo nos cuidamos», explica. «Ser modelo ha sido una experiencia muy bonita y muy diferente a todo lo que pensé vivir, pero hay otros caminos que quiero explorar, que son más satisfactorios y menos estresantes para mí», añade. La valdeorresa estudia repostería en la escuela de cocina Hofmann de Barcelona, una de las más prestigiosas del país. «Siempre me gustó prepararme la comida, dedicarle horas y desconectar en los fogones», cuenta. Se decidió por la pastelería porque le parecía una disciplina que requería mucha más técnica, teoría y precisión. Empezó el curso en septiembre y durante todo este año seguirá inmersa en su formación. «Mi idea era canalizar mi creatividad en cosas más asequibles, que me permitieran hacer lo que me gusta en mi día a día, por eso opté por la pastelería», narra. «Tuve algunas dudas, pero lo cierto es que ahora estoy contentísima, más feliz que nunca. Aprendo muchísimas cosas nuevas a diario», continúa.

Ya tiene diseñado su propio menú de tartas y tanto sus amigos como familiares se benefician de la pasión dulce de Lorena. «Voy a empezar a hacerlas por encargo, aunque mi sueño es montar mi propio cáterin y cubrir la parte dulce, y también la salada, de eventos, especialmente de moda», admite. Quiere vincular los tres mundos profesionales: la arquitectura, la cocina y la belleza. «Todo siempre está relacionado. Cuido muchísimo las formas y las proporciones de los postres que hago y, por supuesto, como buena friki, hago planos de mis tartas para luego elaborarlas sobre seguro», concluye. Su especialidad son los pasteles grandes, de varios pisos, típicos de Estados Unidos, pero realizados aplicando la pastelería tradicional española y francesa. Su objetivo es que sean preciosos estéticamente, sin olvidarse de que sean riquísimos desde el bizcocho interior a la decoración externa.