Medio siglo de churrasco y fiesta al lado de la playa

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ANGEL MANSO

El bar O Emigrante de Fene, al lado de la playa y entre Redes y Cabanas, celebró sus bodas de oro con una fiesta, algo habitual en este chiringuito que solo abre en la temporada de verano y que cuenta con miles de clientes

25 may 2024 . Actualizado a las 09:32 h.

El sábado pasado organizaron una fiesta para celebrar los 50 años del bar. Ni orquestas ni gaitas, contrataron dos disyoqueis, Oski y Nacho, que empezaron a pinchar música a la seis de la tarde y terminaron a la una y media de la madrugada porque la meteorología no acompañó, si no todavía estarían allí. O Emigrante es de esos locales en los que siempre hay fiesta y churrasco y, cuando sale el sol, se convierte en un punto de encuentro obligado en Río Castro, Fene, aunque la playa en realidad se llama Almieiras. Los padres del actual propietario abrieron el chiringuito hace 50 años cuando regresaron de la emigración y por eso le pusieron el nombre. Tomó el relevo José Antonio Miragaya, más conocido como Seíto, uno de esos personajes que son imprescindibles para que un local como este llegue al medio siglo con el encanto intacto. «No me importa el concepto chiringuito. Pon lo que quieras. Tú lo conoces y ya sabes lo que hay», me dice. Un entrevistado complicado y vacilón. «¿Que yo vacilo?, el que vacilas eres tú», asegura. Le sigo preguntando, ahora por los platos que más despacha. «El churrasco, las zamburiñas, el pulpo, pon lo que quieras», insiste. Así es Seíto, un hombre de corazón tan grande como su cuerpo que cuando sale el sol no para de responder al teléfono. Es impresionante el aluvión de llamadas que puede recibir cuando en esta esquina entre Cabanas y Redes calienta el sol. Lo que empezó siendo un chiringuito fue ganando metros hasta convertirse en un restaurante que no pierde la esencia de bar de verano.

UN PASEO ESPECIAL

Para que un chiringuito sea leyenda hacen falta tipos como Seíto al frente y también otros detalles, por ejemplo, que los baños no sean demasiado cómodos porque si no pierde la gracia. En los de O Emigrante las puertas son de metal y da el sol toda la mañana. Como vayas a ciertas horas no sabes si estás entrando en una sauna o te encuentras en el inicio de una enfermedad tropical. La decoración también es importante que sea ecléctica. Una figura de un vikingo, por ejemplo, que recuerda aquellas invasiones y fiestas acuáticas que organizaban hace unos años. «Ya disolvimos la sociedad. La invasión a Redes daba muchos problemas y se nos iba de las manos», recuerda. Otros aspectos importantes para el éxito de un bar de playa son el aparcamiento y que los precios sean contenidos, algo muy complicado hoy en día. «Intentas no pasarte. Trabajas el doble y ganas lo mismo que antes, pero si no tendrías que cobrar una salvajada. Pero pon lo que quieras», repite una y otra vez. Pasan los años, 50 para ser exactos, y hay cosas que no cambian, afortunadamente. Llega el verano y clientes de todo el norte y otros que descubren O Emigrante por el boca a boca buscan la fiesta y el churrasco al lado de la playa. Si tienen oportunidad, recorran el sendero que va desde redes hasta Cabanas y que pasa por este bar. Es una maravilla. Algo distinto a otros puntos de la costa Especial. Si les coincide paren en el local de Seíto y si les dice que no hay mesa díganle que van de mi parte, que seguro que les hace un hueco en alguna esquina. «Aquí estoy, esperando a que salga el sol. Este año creemos que va a ser un buen verano, pero pon lo que te de la gana», sentencia el hostelero de Fene.