El edificio, que descansa en terrenos que heredó el albañil madrileño Justo Gallego, tiene diversas salas y espacios. En todas ellas ha quedado la singular huella de su creador, que la levantó con materiales que iban a ser desechados
18 mar 2024 . Actualizado a las 18:10 h.Una catedral de 4.700 metros cuadrados, más de 2.000 vidrieras y 35 metros de altura. Y varias estancias: sacristía, iglesia, sala capitular, baptisterio, cripta, biblioteca, dos claustros y cuatro viviendas. No es ni la de León ni la de Burgos, tampoco la Sagrada Familia. De hecho, lo único en lo que se parece al templo de Barcelona es que está ubicada en la avenida Antonio Gaudí, pero en Mejorada del Campo, un municipio a pocos kilómetros de Madrid. Lo que hace único a este monumental edificio es que fue proyectado y construido por un solo hombre, Justo Gallego (1925-2021).
Gallego se valió de poco más que su determinación para iniciar la construcción el 12 de octubre de 1961. Precisamente, levantó la edificación en honor a la Virgen del Pilar. Y desde esa fecha trabajó casi hasta su muerte, el 28 de noviembre del 2021. Sesenta años dedicados a la construcción de una obra inacabada, pero sin duda colosal. «Muchos le llamaban loco», afirman desde Mensajeros de la Paz, la oenegé dirigida por el sacerdote Ángel García Rodríguez, conocido como el padre Ángel. Esta organización fue la elegida por Gallego para finalizar la obra, después de cambiar en al menos tres ocasiones su testamento. Una decisión que no estuvo exenta de polémica, ya que todo indicaba que acabaría en manos de Ángel López, el que fuera su discípulo durante varias décadas. Sin embargo, cuando Justo falleció abandonó el proyecto.
Justo Gallego construyó la catedral, principalmente, con materiales reciclados. Los pilares contienen neumáticos ya utilizados. Los ladrillos de muchas de sus estructuras fueron antes desechados. Bidones de gasolina y ruedas de bicicleta son otros materiales que han tenido una segunda vida. La Eurostat situó a finales del año pasado a España como uno de los países que más recicla. El reciclaje, a la orden del día, era ya una de las máximas de Justo hace medio siglo. A horas intempestivas, a partir de las tres de la madrugada, acudía a una fábrica cercana a recoger todo tipo de materiales que, de no ser por su intervención, acabarían en la basura.
La catedral luce una infinidad de simbolismos variopintos. Una sala homenajea a la Virgen de Covadonga y tres de sus más de dos mil vidrieras —según datos de la oenegé— simulan a tres reyes de la baraja española. Otro gran mosaico recrea el rostro de Justo Gallego, con su inconfundible solideo rojo como sombrero.
Es natural dudar de la estructura. Muchas de sus paredes se levantaron uniformemente e incluso se pueden observar huecos vacíos. Mensajeros de la Paz contrató los servicios de la empresa especializada en ingeniería de estructuras Calter, con experiencia en reconocidos inmuebles por todo el país. La inspección de los ingenieros demostró que la estructura era firme, según remarcan desde la entidad. «Tiene el visado, el documento firme de Calter y todas las bendiciones», remarca el padre Ángel. Los ingenieros quedaron principalmente sorprendidos por la total ausencia de planos. Justo Gallego no proyectó ninguno. Todo estaba en su cabeza. Su memoria, pese a su escasa formación, era privilegiada. «Un equipo de profesionales están haciendo los arreglos pendientes en la estructura. Están corrigiendo las dificultades que pueda haber para que la catedral vaya a un término mejor», asegura Franklin Acosta, coordinador del edificio.
La catedral aspira a ser un centro social. En un edificio anexo, junto a la entrada, hay varias pequeñas salas para la oración destinadas para visitantes musulmanes y cristianos ortodoxos, respectivamente. «Todos debemos tener esa vocación de ser generosos y dialogantes. Todos podemos estar juntos. Bendita sea esta preciosa idea», asegura el padre Ángel, que remarca que Justo Gallego le insistió que su catedral debía ser «humana y sencilla». ¿Por qué la construyó? Es la gran pregunta. Justo la respondió en múltiples ocasiones, pero esta inquietud hizo que la fama de la estructura alcanzara las más altas cotas.
La gran pregunta
«El ser humano es imprevisible». Así concluía un anuncio de la compañía Aquarius que hizo trascender a Justo Gallego en el 2005. Antes, se expusieron imágenes de la catedral en el MoMA de Nueva York. El citado motivo es sencillo. «Decidí construir una obra que ofrecer a Dios», se podía leer en un cartel de la catedral en el que explicaba su objetivo. López remarcó que la tesis original es inexacta. Esta dice que Justo Gallego fue expulsado con 27 años, cuando era monje, del monasterio de Santa María de la Huerta, en Soria, tras contraer una tuberculosis de la que se curó más adelante. Estos hechos los da como ciertos, pero negó que construyera la monumental obra a modo de redención. «Justo era un hombre de Dios, creía y sabía que iba a llegar ese sueño», destaca también el padre Ángel. La catedral, según Mensajeros de la Paz, recibe centenares de visitantes cada semana.
Justo Gallego murió con un parque que lleva su nombre, fruto de una iniciativa popular, y es hijo pródigo de Mejorada del Campo. Pero los inicios no fueron, ni mucho menos, fáciles. Su sucesor, Ángel López, relató que Gallego le contó que, cuando comenzó su misión en los años sesenta, recibió un sinfín de reproches y que incluso algunos vecinos llegaron a tirarle piedras y a insultarle. Pero la obra siguió adelante hasta lo que es hoy en día. Aunque todo apunta a que nunca será consagrada. La diócesis de Alcalá de Henares no estuvo por la labor en todos estos años. Cada diócesis solo puede contar con una catedral, y ya tienen la Magistral de los Santos Justo y Pastor —caprichos de la casualidad— como templo de referencia.