La Dani, primer actor no binario nominado a los Goya: «Es "heavy" tener 6 años y que te llamen "maricón" sin saber qué significa»

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Premios Feroz

Saborea las mieles del éxito, pero eso no le hace perder el rumbo. Con un premio Feroz ya en casa, está nominado al Goya al Mejor Actor Revelación. Pero sigue soñando con tener una casa y su propia peluquería: «De lunes a viernes voy a clase»

04 feb 2024 . Actualizado a las 17:47 h.

Es una de las revelaciones de la temporada. Acaba de recibir el premio Feroz a Mejor Actor de Reparto y vive con ilusión su nominación a los Goya por Te estoy amando locamente. La Dani es el primer actor no binario que está nominado a los óscar del cine español. Pero, a pesar de estar viviendo uno de los grandes momentos de su vida, él sigue con los pies en la tierra. Anclado a sus raíces y a su familia y, sobre todo, al mar de Málaga, su ciudad natal. Hace apenas unos meses que dejó Madrid y ha regresado a casa. Está feliz.

—¿Cómo me refiero a ti en masculino, en femenino, neutro...?

—Masculino y femenino está bien. Yo lo alterno.

—Imagino que estarás aún con resaca emocional tras la gala de los Feroz...

—Sí, un poco. Fue una noche muy guay. Y tuve la suerte de poder llevar a mis amigos y pasamos la noche juntos, que para mí es lo importante.

—Diste un discurso muy emotivo. Dijiste que era «un reconocimiento a las mariquitas, las lesbianas, las plumas, las transexuales y las raras». ¿Cómo te defines?

—Me caben todas. Pero sí, mariquita, pluma, rara... Creo que estamos todas juntas en esto, la verdad.

—También has dicho que no siempre has estado orgullosa de cómo eras...

—Claro, imagínate ser un niño de 6 años, de 10, de 14.... Es heavy tener 6 años y que te llamen ‘maricón' sin saber qué significa. Así toda la vida. Al final, terminas odiando un poco quién eres y se convierte en algo negativo para ti. Pero sabía que era un trámite que tenía que pasar, y que de mayor iba a ser feliz. Que iba a tener novio y que todo iba a estar bien.

—Dicen que los Feroz son la antesala de los Goya, ¿te ves levantando el cabezón al Mejor Actor Revelación?

—La verdad es que no. Si te soy sincero, no controlo el mundo del cine, lo desconozco un poco. He visto los Goya alguna vez, pero no sé si los Feroz son la antesala o no, o que haya ganado esto significa que vaya a ganar un goya. No lo creo, sinceramente. En cualquier caso, solo la nominación ya es un premio y un reconocimiento chulísimo. El día 10 que pase lo que tenga que pasar. Yo ya estoy más que satisfecho y contento.

—¿Siempre has querido ser actor?

—Pues claro, pero era eso, un sueño. No era algo que me podía imaginar que pudiera pasar. Aunque es verdad que la gente siempre ha visto algo en mí. Y cuando conozco a alguien siempre me preguntan si soy artista, cantante o actor. Siempre he tenido un poco esa aura, pero es más lo que la gente ve en mí que como me veo yo. En realidad, yo soy feliz haciendo cualquier cosa. Pero ahora que he probado esto, sueño con seguir haciendo proyectos tan bonitos como este.

—Todavía hay gente que no sabe qué significa ser no binario. ¿Cómo se lo puedes explicar?

—Nosotros vivimos en un sistema binario. O eres hombre o eres mujer. Y entiendo que no todos vivimos en la misma burbuja, que hay gente a la que le cuesta entenderlo. Pero yo, toda mi vida, me he sentido fuera de lugar. Sabía que no era una mujer, pero un hombre tampoco. Quiero decir que siempre he estado muy incómodo. El otro día estuve viendo Mulan. Es una mujer que se disfraza de hombre y se mete en el Ejército. Mulan se siente fuera de lugar todo el rato en un mundo de hombres. Pues así me he sentido yo toda la vida. Es verdad que nunca he tenido referentes ni había escuchado la palabra no binaria. Pensaba que era maricón y ya está. Pero un maricón que iba un poco más allá, que no estaba tampoco muy cómodo en su piel. Hasta que conocí a Alex Delacroix. Ella se identificaba con una persona no binaria y vi, claramente, que yo era eso. Creo que no todo es negro o blanco, hay muchos colores y también están los grises, los azules, los amarillos...

—En la peli se trata la persecución y el señalamiento social del colectivo LGTBI en los años setenta. Y muchos años después, ¿tú también te has sentido señalado en tu infancia?

—Claro que sí. Yo, por ejemplo, tenía unos gustos que, hegemónicamente, eran gustos de niña. Eso me traía muchos problemas y, además, era un niño que tenía muchísima pluma, era muy femenino. A mí nunca nadie me ha pegado y tampoco he sufrido violencia física, pero sí verbal y psicológica durante toda mi infancia. Por suerte, he tenido una familia increíble que siempre me ha dejado ser como soy. Nunca tuve que salir del armario en casa porque era algo de lo más normal. Pero en la calle era otra cosa.

—¿Y en el colegio?

—Yo soy malagueño y desde los 5 hasta los 11 años me mudé a Ibiza. Y luego me volví a Málaga. Pero cuando regresé ya medía 1,80 metros de altura, con más pluma que un pavo, siendo nuevo... Eran muchas cosas, entonces te puedes imaginar.

—Además de actor, ¿eres peluquero?

—Cuando la gente me preguntaba siempre decía que quería ser peluquero. Pero la vida te pone en otro lugar y he trabajado de dependiente de ropa. El último año que estuve en Madrid era recepcionista en una peluquería, y eso siempre ha estado ahí, me gustaba y me interesaba mucho por cómo hacían las cosas. Cuando terminé de rodar —porque yo hice una peli, pero tengo que seguir trabajando—, estaba cansado de tener trabajos precarios y pensé que nunca era tarde para hacer lo que me gustaba. Así que hice un curso de peluquería de tres meses y me encantó. También quería volver a Málaga y necesitaba un plan para regresar y me dije: «Pues hago peluquería, que me gusta un montón». Y aquí estoy.

—¿Entonces ahora estás estudiando?

—Sí, de hecho hoy he ido a clase. Voy de lunes a viernes.

—¿Por qué te fuiste a Madrid?

—A buscarme la vida y acabé siendo dependienta.

—¿Y qué pasó?, ¿te diste cuenta de que vivías mejor en Málaga?

—Sí, justo. Yo he ido y he venido varias veces de Madrid. Una vez estuve tres años viviendo allí y ahora estuve cuatro años y medio. Y es verdad que en esta última etapa hacía música. Pero cuando hice la peli me di cuenta de que no necesitaba estar en Madrid. Puedo tener mi base en Málaga. Porque para rodar la película, por ejemplo, la grabábamos en Barcelona y en Sevilla. También en Bilbao. Entonces, me di cuenta de que echaba de menos a mi familia, estar en mi casa y que podía vivir en Málaga y trabajar fuera cada vez que fuera necesario.

—¿Eres muy familiar?

—Sí, claro. La familia es lo primero.

—Dices que sueñas con tener una casa, salud, dinero y trabajar en lo que te guste, ¿has cumplido alguno de tus sueños?

—Gracias a Dios tengo salud y todos los míos. El trabajo, no me puedo quejar, más o menos siempre voy haciendo lo que me gusta, y lo de la casa está complicado. Siempre he tenido trabajos precarios y no he tenido la oportunidad de ahorrar.

—¿Cuántos años tienes?

—32, pero llevo desde los 17 años trabajando, y ahora mismo veo muy lejano poder tener una casa. Literalmente es un sueño.

—¿Crees que las personas trans lo tienen más difícil a la hora de triunfar en el mundo de la interpretación?

—Claro, porque hay unas historias concretas donde no tienen cabida. Pero creo que todo eso está cambiando bastante. Hay gente como Los Javis, por ejemplo, que están ayudando mucho a esto y vamos mejorando.

—¿Qué te pasó una vez después de tener un bolo con las Azúcar Moreno?

—Como siempre he tenido unos trabajos superprecarios y yo entonces hacía música, mientras trabajaba de dependienta, pues me vine de un bolo de Barcelona y tuve que robar en un súper un paquete de pasta y de tomate para comer ese finde hasta cobrar otra vez.

—¿Y cómo te sentiste?

—Soy una persona bastante positiva y robar un paquete de pasta y de tomate no me pesa en absoluto. Pero es cierto que es bastante deprimente no parar de trabajar —yo combiné durante un tiempo el trabajo de dependienta y de recepcionista en la peluquería, además de los bolos— y costaba llegar. Pero ya está. Hay que disfrutar la vida.

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—¿Estás nervioso por los Goya?

—Cuando se acerque el día lo estaré más.

—¿Ya has elegido el vestuario porque tuviste problemas en el estreno de la peli?

—Me ha costado, estaba pasando algo muy parecido a lo que pasó aquel día. Y, en los Feroz, ya fui vestido de mí mismo. Le encargué un traje a un amigo que es diseñador, Ángel Campano, y se lo pagué. Apuesto por apoyar a los míos y para que mi dinero se vaya a otro lado, pues me quedo con mi gente. Además, eso es bastante falso. Ves a alguien y dices: ‘Qué guapa va', pero, al final, es ropa prestada. Así que yo a los Goya, como es algo que no me ha pasado en la vida y supongo que no me volverá a pasar, quería ir increíble, como si fuese prácticamente mi boda y tener un vestido a la altura. Ahora voy a por las telas porque se ha complicado todo mucho y lo vamos a hacer un poco rápido, pero todavía estamos a tiempo. Ya sabemos lo que va a hacer y es el mismo diseñador de los Feroz. Así que está todo bajo control.

—¿Cómo te ves en el futuro, como actor o peluquero?

—No lo sé. Yo vivo mucho el presente. Pero me encantaría verme como actor. Aunque como es algo tan complicado e inestable, siempre me gusta tener algo que dependa exclusivamente de mí. Entonces, la peluquería depende solo de mis manos, y me gusta tener ese plan. Ambas cosas no tienen por qué estar reñidas.