Infarto sobre una Peloton

Fernanda Tabarés DIRECTORA DE VOZ AUDIOVISUAL

YES

27 ene 2022 . Actualizado a las 12:39 h.

Los 59 minutos de radio más legendarios de la historia se fabricaron el 30 de octubre de 1938 en un estudio en el número 485 de la avenida Madison de Nueva York. Arrancaban así: «Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7.45 p.m. y las 9. 20 p.m». El programa era una dramatización que adaptaba la novela de Herbert George Wells La guerra de los mundos. A los mandos, Orson Welles, que decidió convertir el texto original en una noticia en la que él mismo representaba a un científico que narraba una supuesta invasión alienígena. Lo que sucedió al otro lado de los transistores, con miles de norteamericanos convencidos de que lo que escuchaban era verdad, forma parte de la historia de la comunicación y del poder de convicción de los medios. Cuántas discusiones se siguen zanjando con ese conmovedor «lo escuché en la tele» que ni las fake news han conseguido disolver del todo.

CONSECUENCIAS

Lo cierto es que el poder de persuasión de una historia no solo compete a las noticias, que al menos en teoría deben narrar hechos ciertos. En muchas ocasiones se rompe el pacto tácito que los guionistas de ficción suscriben con los espectadores que se enfrentan a una película sabiendo que lo que allí se cuenta es una invención. Y esa credulidad puede tener consecuencias.

Lo sufren estos días los fabricantes de la bicicleta estática Peloton, inmersos en una crisis de reputación que empezó con los nuevos capítulos de Sexo en Nueva York y ha continuado con los últimos de Billions. En ambos casos, los personajes sufrían un infarto mientras pedaleaban en uno de estos ingenios conocidos como el Netflix del spinning por el que hay que achuchar unos dos mil euros y en el que, por ejemplo, se mantiene en forma el presidente Joe Biden. Y lo que ha sucedido es una pesadilla para Peloton, temblorosa en las bolsas y sospechosa en las tiendas, al convertirse una línea de guion en un auto de fe y entender muchos consumidores que subirse al bicho es malísimo para la salud. La empresa ha tenido que recurrir a la evidencia de que «el ejercicio cardiovascular ayuda a las personas a llevar una vida larga y feliz», que viene a ser como emitir una nota de prensa para anunciar que el sol volverá a salir mañana. La ficción supera a la realidad.