5 planes de aventuras que no te puedes perder en Galicia

YES

cedida

Desde una tirolina gigante en Mazaricos, un globo que sobrevuela a mil metros de altura la Ribeira Sacra, una pista de aquakarts en Sanxenxo, un parque de atracciones en Manzaneda o rafting en Padrón

08 jul 2021 . Actualizado a las 17:28 h.

Seguro que has perdido la cuenta de los días que llevas esperando un subidón de adrenalina. ¡Atención! La cuenta atrás ha terminado, el verano acaba de comenzar y, por delante, quedan tres meses para poder disfrutar al aire libre de las mejores experiencias. Hoy en YES te proponemos unas cuantas aventuras para que recargues pilas de la forma que quieras: dejándote arrastrar por la corriente río abajo, colgándote a 70 metros de altura, esquivando a los otros contrincantes de otros quads en una pista acuática, manteniendo el equilibrio en los circuitos de altura o apreciando desde el aire los encantos de la Ribeira Sacra. Asegúrate de que el arnés está bien abrochado, que saltamos ya.

Hay que caminar unos diez minutos para lanzarse desde la tirolina más grande de Galicia, que está dentro del parque de aventuras Naturmaz, en Mazaricos, en el que además puedes practicar kayak, pádel surf, paintball, tiro con arco, kayak e incluso archery tag. Tiene 330 metros de largo y 70 metros de altura, por lo que, como te puedes imaginar, la caminata es cuesta arriba. Disfrutar de las vistas desde lo más alto es una experiencia en sí, pero ojo, porque ya que hemos subido, ahora no nos podemos, o no debemos, echarnos atrás. «O momento crítico é cando nos sentamos na pedra de pensar, como a chamo eu», explica Patricia Mouro, propietaria junto a su marido de las instalaciones, refiriéndose a la plataforma desde donde se prepara al saltador. «Cando ves que non están convencidos, xa o notas. Non lles adoito insistir moito. O outro día veu unha familia, tiráronse os pais e o neno maior, pero a nena dixo que non sabía. Díxenlle: ‘Non a forces, porque vai levar unha mala experiencia, e é mellor que o faga para outra vez’», comenta.

Hay que ir sentado como si fuera una silla, atado con los debidos arneses, y las manos pueden ir —no es obligatorio— agarradas a la cuerda, al menos al principio. Porque cuando te lanzan al vacío, aseguran, «todos las sueltan». Y una vez hechas las comprobaciones de seguridad pertinentes y tras unos cuantos consejos, llega el momento de levantar los pies del suelo. Eres libre, sin nadie a kilómetros a la redonda, así que puedes chillar, cantar o ir en silencio si prefieres.

Son 20 segundos frenéticos. En un primer momento vas embalado, porque hay un poco más de pendiente y se alcanzan unos 70-80 kilómetros por hora, pero después se estanca y la velocidad es más continua. «O tempo de baixada depende do peso, máximo 105 kg», explica Patricia, que apunta que solo se permite subir a partir de los 6 años y siempre que no haya problemas médicos que lo impidan. Solo hay que echar un ojo a las reservas de estos meses (lo primero que hay libre son los fines de semana de agosto) para darse cuenta de cuántos valientes hay en Galicia.

Déjate llevar por la corriente

Pero si lo del vacío no va contigo, puedes optar por sentirte como un pez en el agua practicando rafting en el río Ulla. Es una de las muchas actividades que ofrecen en Galipark, en Padrón, y la que más éxito tiene. En función de la época del año, la experiencia tiene connotaciones diferentes. Si eres principiante, y lo que buscas es dejarte llevar por la corriente de una manera relajada, y desde luego sin sobresaltos, aprovecha el verano, porque la dificultad es baja-media. «En invierno ya se complica un poco más, porque el río tiene rápidos, lleva mucha más agua, pero también es más divertido», explica Alba Pazos.

Si en tu condición de novato, vas a animarte este verano, tienes que tener en cuenta que como las aguas están más tranquilas también hay que darle más al remo para mover la embarcación. Pero el esfuerzo no depende solo de ti. Las balsas tienen capacidad para ocho personas, aunque se podría hacer con un mínimo de seis. Los participantes, en todo momento durante las dos horas que dura el recorrido, están acompañados por un guía especializado que va en otra lancha. Por lo que pueda pasar, que casi siempre es nada, llevan chaleco y casco. También neopreno en caso de que quieran. Intuyo que te están entrando ganas, pero reprímelas, de momento, ya que es necesario reservar con 48 horas de antelación, tanto si te animas con las actividades exteriores (rafting, kayak o paintball), como con el parque multiaventuras en el que hay circuitos de altura, tirolina, rocódromo, tiro con arco, pistolas láser, piscina y tobogán acuático. «Este verano está siendo un poco locura, nos está dando a todos por la aventura», indica Alba.

 A mil metros de altura

Levantamos de nuevo los pies del suelo. Esta vez, para subirnos en globo y sobrevolar la Ribeira Sacra a mil metros de altura. Y no en uno cualquiera, sino en una edición que Boreal, la empresa que gestiona estos paseos aéreos, ha fabricado para conmemorar su 40 aniversario. El viento es el gran protagonista de esta aventura, tanto que hasta elige el lugar de partida. Si sopla del norte, el recorrido es Taboada-Chantada, y si viene del sur, Chantada-Taboada. «Este año vamos a introducir la variante de Sober, porque se aloja mucha gente, y nuestra base les queda un poco lejos para madrugar. Si hubiera grupos de familiares o amigos, podemos desplazarnos allí», explica Javier Tarno, piloto de los aerostáticos.

El viaje dura una hora, y salvo previsión de lluvia o vientos fuertes, no hay otro impedimento para despegar. «No se recorren grandes distancias —señala Javier—, pero la zona es muy bonita. Solo tiene una pega, precisamente los ríos que le dan fama son una fábrica de niebla, y a veces hay que esperar a que se disipe. Volar por encima no es un problema, pero para aterrizar necesitamos ver el suelo». Tienen un globo de 10 plazas, se va cómodo, no hay sitio para bailar pero suficiente para hacer fotos, vídeos y selfis, aunque ¡ojo!, no es la primera vez que un móvil despega y no aterriza de nuevo.

Javier insiste en algo que le preguntan constantemente: «¿Da miedo?». «Lo que no da es vértigo. Las cosas que vuelan no dan vértigo. Te puede dar un poco de cosita, los diez primeros minutos, porque vas en un cesto y es algo nuevo, pero se pasa», aclara el piloto, que deja claro que es el viento el que dirige la expedición. «Lo único que podemos hacer es cambiarnos de altura y buscar corrientes que nos convengan más porque vayan a una zona en la que haya más campo», apunta. Recomienda no ir muy abrigado, pero sí llevar un calzado cómodo, porque nunca sabes dónde vas a aterrizar, «y a veces son sitios complicados, como la ladera de un monte».

 Carreras acuáticas

Nos colocamos de nuevo en la parrilla de salida del circuito de aquakart que hay en Sanxenxo. Uno de los principales reclamos de estas instalaciones, en las que también hay minigolf de 9 hoyos, tirolina de 200 metros, camas elásticas o canoas, es el lago de 25.000 metros cuadrados en el que podrás sentir la sensación de pilotar un kart sobre el agua, muy similar a la de conducir una moto acuática. «Tiene asiento de kart, vas muy recogido, y funciona con un volante y un acelerador. Es muy fácil de manejar, muy intuitivo, muy divertido, y es involcable. No tiene ningún riesgo para el usuario, porque en una moto acuática vas más alto, sobre el sillín, y si haces un giro de 180 grados, y no estás acostumbrado, te puede tirar al agua», explica Jesús Martínez. En cambio, en el aquakart, como vas sentado más abajo, se pueden dar giros de 180 grados, incluso 360, sin riesgo de caída.

Los mayores de 14 años manejan su propio vehículo, y para los menores disponen de aquakarts biplaza en los que pueden ir tanto dos adultos, como un adulto y un menor. Funcionan igual que los karts en la pista de asfalto, el gran reclamo y con la que nació esta área recreativa hace ya 30 años. Hay que comprar tiques que permiten navegar durante 8 minutos por el circuito flotante que está delimitado por barreras protectoras. Es decir, no aspires a hacer el cafre, porque el camino está marcado. La velocidad también está restringida a la mitad de la que podrían alcanzar estas embarcaciones en aguas abiertas, pero aun así se mueven a 70 u 80 kilómetros por hora. «Gusta muchísimo, es una actividad que está triunfando, y aunque el producto estrella siempre será el karting, porque hay muchísima afición, te diría que la mitad de nuestros clientes que vienen a los karts, no se van sin probar el aquakart. Y normalmente, el que prueba, repite», comenta Jesús, que indica que no es necesario realizar ninguna reserva.

 Un parque de atracciones

Si más allá de una aventura puntual lo que buscas son unas vacaciones de desconexión, naturaleza y deporte, pon rumbo a Ourense, porque la estación de montaña de Manzaneda es tu lugar. Las instalaciones, que acaban de reabrir al público hace unos días, se presentan como el lugar ideal donde cada miembro de la familia podrá encontrar una experiencia a su medida. Desde la iniciación y la orientación para los más pequeños hasta la marcha nórdica pensada para gente de más edad, sin dejar de mencionar los 11 kilómetros de pistas para deslizarse en bici. «En esta nueva etapa hay tres principales novedades: los telesillas estrenan portabicicletas en la parte trasera, con capacidad para dos bicis de adulto y una de niño; también hemos ampliado las pistas profesionales del bike park y hemos añadido unas familiares para que los ciclistas nivel experto puedan ir acompañados de sus hijos», señala Albert Montaner, director general de Artabria Turismo, la empresa que gestiona las instalaciones. Además, en las inmediaciones de la cafetería han habilitado un circuito de ciclocross para niños o no expertos que quieran iniciarse en el mundo de la bicicleta.

También existe la opción de visitar Manzaneda sin pedalear, ya que hay un pase con el que se puede acceder al telesilla turístico, que realizará el desplazamiento hasta el punto más alto, a 1.800 metros de altitud, con viajes ilimitados ida y vuelta para permitir contemplar y disfrutar del entorno natural desde todas las perspectivas que ofrecen los remontes. Otra opción es el parque multiaventura compuesto por 16 retos con 3 tirolinas, puentes y un sinfín de obstáculos, que se perfila como lugar ideal para que los pequeños de la casa disfruten de una jornada llena de aventuras.

Los que van buscando emociones fuertes tienen a su disposición una tirolina gigante de 250 metros que alcanza los 45 kilómetros por hora con descenso vertical a la llegada. Y los que prefieren un chapuzón o relax, la zona recreativa cuenta con una piscina y spa.

De momento, 17 actividades, a las que se irán sumando otras, para disfrutar de una jornada en un parque de atracciones en plena naturaleza. «Pero no solo está pensado para pasar un día al aire libre —señala Albert—, también hay albergues y apartamentos para pasar una semana conociendo no solo el parque, sino la Ribeira Sacra, los balnearios... Hay que ayudar a que todo esto sea un núcleo turístico».

La verdad es que nos lo ponen fácil, solo queda echarle ganas. Y apuesto a que tenemos de sobra.