Una eslovaca regenta un restaurante al pie de la ría de Vigo en el que ofrece pescados y mariscos gallegos y los postres clásicos de su país de origen
20 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La combinación es sorprendente. No creo que existan precedentes. Cocina de Galicia y de Eslovaquia bajo el puente de Rande. Esta sugerente fusión la encontramos en Domaio, muy cerca de la empresa Fandicosta y de los pilares del citado puente. Una parte del cartel exterior no resulta extraño en esta zona ni en ningún lugar de la costa gallega. Indica en grande que la especialidad son pescados y mariscos de la ría. Pero el nombre del local no es nada habitual, Kutik de Frida. Eso ya no encaja. «Kutik en eslovaco es rinconcito. Mi nombre es Frederika pero aquí lo acorté y me quedé con Frida», explica la propietaria del negocio. Habla un español muy bueno con el típico acento del Este que recuerda a la espía soviética de las películas de James Bond. Me hace gracia cómo dice «marisquito fresco». Antes de hablarme de los postres típicos de su país, me cuenta su historia sin entrar en demasiados detalles. «Soy de Eslovaquia pero llevo 15 años en España y la mitad de ese tiempo en Galicia. Viví en Madrid, Portugal y en Vigo trabajé en el Kiosco de Carral, entre otros lugares. Me apetecía tener un local en el que pudiese entrar en contacto con la gente y por eso me decidí por este restaurante», comenta. Por eso se esfuerza en crear un ambiente familiar que es muy apreciado por gente de toda Galicia que se anima a probar esta curiosa combinación. La mayoría de las críticas hacen referencia a la sonrisa y el trato amable de Frida. Eso, y una carta con navajas, zamburiñas, centolla o caldeirada de pescado y, de postre, tarta eslovaca, entre otras especialidades de este lejano país.
CREMOSO DE MERENGUE
Frida solo se encarga de la parte dulce. Darle el punto a los productos gallegos es asunto de otra persona del equipo. «Hago varios postres típicos de Eslovaquia. Por ejemplo, una tarta cuya traducción al castellano sería Chúpate el dedo. Es un bizcocho de cacao con crema de vainilla con mantequilla y, por encima, cremoso de merengue con virutitas de chocolate. También hago unas tartaletas que tienen mucho éxito, una la bauticé como tartaleta de Frida», comenta esta mujer originaria de un país sin mar que cada día trabaja a unos metros del Atlántico. Porque, comida al margen, el lugar es fantástico. Por allí cerca está Mauro, en el puerto deportivo de San Adrián de Cobres, que es una de las mejores direcciones de las Rías Baixas. De esos locales a los que hay que ir a darse un homenaje al menos una vez al año. Tiene detalles, como los manteles de tela o la vajilla de Sargadelos, que marcan la diferencia y que un día de buena temperatura lo convierten en algo único. Otro clásico de la zona, al que hace mucho tiempo que no voy, es O Caranguexo. Y hay algunos más que merecen la pena. Todos con un servicio y una gastronomía de primer nivel, aunque ninguno puede presumir de tener en la carta postres de la República Eslovaca. Ahora que se permite la movilidad por casi toda Galicia y que apetece hacer planes por lugares cercanos es buen momento para recorrer esta maravillosa parte de la ría de Vigo donde te puedes encontrar a personajes tan pintorescos como Frida. O con Lino Fervenza, el hombre de Moaña que pasea las carnes. Busco en el móvil para saber el día que estuve allí y veo que fue en noviembre del 2019, prepandemia. Tomamos cocido en lugar de chuletón y quedamos en volver otro día para seguir hablando con el singular propietario y aprovechar la terraza. Cuando fuimos no estaba la meteorología para andar por fuera. Lino me enseñó las botellas que tiene personalizadas con su imagen y su nombre, el imponente frigorífico con chuletones de diferentes procedencias y meses de maduración, y fotos con personajes importantes del mundo cárnico español. Definitivamente, voy a hablar con el abogado Luis Pena, vecino del lugar, para que organice una visita en condiciones a toda esta sorprendente zona.