Un tesoro en Vista Alegre

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13 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En el delicioso parque de Vista Alegre, una joya ubicada al final de Galeras, con la catedral de Santiago sobrevolándote el cogote, aguarda una sorpresa cuya existencia sospecho que desconocen un número inexplicable de gallegos. El Museo de Historia Natural, desplegado en un edificio firmado por César Portela, abría en noviembre de hace siete años para acomodar como se merecían las colecciones reunidas desde el siglo XIX por profesores e investigadores vinculados a la la USC, primero en Fonseca, luego en Historia y más tarde en la facultad de Químicas. Las crónicas relatan que es un proyecto singular en Europa, pero el sentimiento que asalta después de recorrerlo es de perplejidad. Algo estamos haciendo fatal para que un lugar como este no sea un orgullo nacional conocido y vivido por todos. Su visita es una experiencia increíble y un viaje a la zoología, la geología y la botánica próximas y lejanas que nadie debería perderse. Allí está la espectacular colección de conchas del médico y malacólogo de A Guarda Emilio Rolán, descubridor, él solo, de casi 1.500 especies de moluscos, incluido el que bautizó como onoba vigoensis. Un apabullante repertorio biológico que supera los cinco millones de piezas que en su día recibió la Universidade de Santiago después de haber sido rechazado por el Museo do Mar de Vigo. Su biografía científica abruma: ha sido reconocido como el investigador que descubrió más especies marinas desde que arrancó el siglo. En el museo está también un parte destacada del herbario del padre Merino, jesuita burgalés que murió en Vigo en 1917, que recorrió todo el país a caballo para acometer una de las mayores compilaciones de plantas que existen. Que su obra y su figura sean tan poco conocidas es otro síntoma de nuestros problemas. En 1985 La Voz de Galicia editó en formato facsímil su Flora descriptiva e ilustrada de Galicia. Pero es que en este lugar increíble hay también fósiles, un catálogo bellísimo y detallado de rocas, incluidos varios meteoritos, así como el mapa geológico de Galicia de Parga Pondal restaurado. Impresionante y bellísima la colección de modelos de madera con las formas de cristalización de los minerales, elaborada en el siglo XIX bajo la dirección de René-Just Haüy, fundador de la cristalografía. Y utilísima la sala dedicada a la avispa velutina.

Y todo aquí, aunque tantísimos no lo sepan, inducidos a mirar más allá del horizonte cuando lo mejor lo tenemos en casa.