Son feliz sendo triste

YES

14 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay indicios ciertos de que la humanidad está sufriendo un correctivo por sus excesos y que sus problemas son los mismos de siempre. El resultado, un ovillo de contradicciones, un sí pero con ejemplos claros.

Virus. El virus que nos preocupaba hasta el 2019 era de naturaleza digital. La pesadilla era el gran apagón informático o el robo masivo de identidades y datos. Pero el virus que finalmente nos ha confinado es más parecido al de una gripe que al que corrompe el corazón de un ordenador. Cuestión de ADN y no de bits.

Aceites. Ataque masivo a obras de arte en Alemania. El titular sugiere el uso de armas avanzadas, cámaras térmicas o sustancias biotecnológicas de última generación. Pero los últimos análisis sugieren que la sustancia destructiva es aceite. De oliva.

Patologías previas. Escuchamos el parte de bajas diarias con una normalidad espantosa. Se detecta una cierta urgencia por adjetivar cada muerte. La expresión «con patologías previas» marca la línea de quién está en riesgo. Fuera de ese grupo nos creemos a salvo. Aunque sea mentira.

Bares. Ir de cañas es la nueva actividad de riesgo. Las consultas de psicología operaban en los bares y en cada amigo habitaba un psicoanalista. Ahora los amigos son los nuevos enemigos.

Mascarillas. Bajarle a alguien la mascarilla es como bajarle las bragas. La boca es el nuevo sexo.

La ciudad no es para mí. En la película de Pedro Lazaga Agustín Valverde sufría en Madrid con sus hechuras de Calacierva. La moraleja concedía al campo ventajas desatendidas por los modernuquis de los sesenta, fascinados con el desarrollismo. Hoy las ciudades lucen peligrosas y el campo vuelve a ser el paraíso perdido. Paco Martínez Soria es el último influencer.

Singles. El confinamiento refuerza a la familia tradicional. El salvoconducto está en el libro de familia. Solas y solos no se va a ninguna parte. Si no eres conviviente no podrás bailar.

Fluzo. A Todo Esto Tan Raro que nos pasa ya le puso un titular el dúo galego mucho antes de Todo Esto Tan Raro: «Eu son feliz sendo triste».