Tiempos de rímel

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08 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El consumo de barras de labios se ha considerado un índice económico alternativo a las curvas del PIB de una eficacia inesperada. El índice lipstick venía siendo una referencia intuitiva desde hacía décadas pero en el año 2001 Leonard Lauder acuñó la expresión y dio contenido teórico a una forma de medir la pulsión económica de un mundo que se desaceleraba en el decorado perplejo de los atentados del 11-S. Lauder demostró que las ventas de barras de labios crecen de forma inversamente proporcional a la caída de la actividad económica, en un gesto de rebelión íntima que dice mucho de la psicología colectiva y de la capacidad que el ser humano tiene de ponerle buena cara al mal tiempo.

La historia reciente le ha ido dando la razón a Leonard Lauder, con referencias tan explícitas como la registrada en España en el año 2009. Mientras la Gran Recesión avanzaba, la compra de carmín se disparaba un 27 por ciento, en un gesto de género conmovedor que quizás se ha analizado poco. Se podría redactar una historia de la economía muy heterodoxa sostenida en las modas que las personas introducimos cuando el contexto del mundo cambia. Durante la II Guerra Mundial las mujeres abandonaron las pinturas que dejaban sus bocas del tamaño de un piñón y empezaron a dibujarse morros grandes y desafiantes que eran toda una declaración de intenciones.

Hay muchas dudas metodológicas sobre la eficacia de lipstick index pero con las mascarillas convertidas en un complemento obligatorio resulta tentador aventurar cómo las mujeres estamos modificando los hábitos estéticos para darle naturalidad a un afiche inevitable que está introduciendo una nueva forma de comunicación no verbal, una especie de lenguaje pandémico del abanico en el que la mirada se carga de una información que antes comprometía a toda la cara. La multinacional Sephora ha confirmado que el artículo más vendido en pandemia es uno de sus correctores de ojeras, convencidas sus usuarias de que entre las mascarillas y las sesiones de videollamadas los ojos se han convertido en el espejo del alma.

Se intuye ya un nuevo tipo de comunicación interpersonal que concentra en la mirada las conversaciones con nuestro entorno, pues todos somos una bomba de información mas allá de lo que digan nuestras palabras.

El índice lipstick de los nuevos tiempos es una especie de ibex eye en el que se concentran las nuevas maneras de mirar el mundo a las que nos está obligando Todo Esto.