Es madrileño, pero viaja siempre que puede a Ares. «A los 13 años mis padres compraron una casa ahí», explica el actor Eduardo Rosa, que rodó en México a las órdenes de Manolo Caro. «Mi apellido es Rosa y mi madre se llama Blanca. Las flores me pegan», bromea
14 oct 2019 . Actualizado a las 11:08 h.«H e pasado parte de mi adolescencia en Ares», es lo primero que me suelta Eduardo Rosa (Madrid, 1993). Hablar con él es como hacerlo con un amigo y a lo largo de la conversación me relata anécdotas de su adolescencia en Galicia, de su familia y por supuesto de de su carrera. Una carrera que a efectos públicos acaba de comenzar, pero para la que lleva años preparándose. «Quería estar lo mejor formado posible por si me llegaba una oportunidad», aclara el joven que nunca tiró la toalla pese a los noes que recibió. «Una representante me echó de su cartera de actores. Me quedé hecho polvo», dice. Pero salió a flote y ahora, tras debutar en la serie Presunto Culpable, lo veremos en la segunda temporada de La casa de las flores que se estrena el próximo viernes. Además, forma parte del elenco El legado de los huesos, la segunda película de la trilogía del Baztán.
-¿Eres medio gallego entonces?
-Casi, casi, ja, ja, ja. Tengo recuerdos buenísimos allí. A los tres (mis hermanos y a mí) nos gusta mucho el norte. Ares es parte de mi vida. Mis padres compraron ahí una casa cuando yo tenía 13 años y voy siempre que puedo.
-¿Lo consigues con tanto trabajo?
-Ahora estoy viajando mucho. Este año he estado en México grabando La casa de las flores y tenía en mi cabeza: ‘Mínimo una semana tengo que pasarla con mis padres en Ares’. Me gusta mucho ir. Se come muy bien y no hace el calor sofocante que hace en Madrid en verano. Yo disfruto yendo por el paseo marítimo con un jersey o una camisa.
-¿Aprovechas tus visitas para hacer surf como en «Presunto culpable»?
-No, no he tenido ocasión. Aprendí lo mínimo para el personaje, pero siendo honesto, yo todavía no sé hacer surf. Utilizamos un doble porque no daba tiempo a que me formase lo suficiente y era lo mejor, ya que interpreto a un profesor de surf que es un experto.
-Dijiste que esa serie fue la oportunidad de tu vida.
-Sí. Yo estudiaba en el estudio Juan Codina, en donde no solo me formaron como actor, sino que también nos enseñaron cómo funciona la industria, y que es muy complicado vivir de esto. No solo es ser bueno, es tener la suerte de hacer la prueba indicada para ti y con la persona adecuada. Entonces, Presunto culpable fue mi oportunidad porque que te den un personaje con peso en una serie así... Yo hacía del hermano pequeño del protagonista, de Miguel Ángel Muñoz (MAM), que lo había visto en la tele desde que era pequeño.
-De fan a compañero.
-Sí. A mi hermano mayor, Alejandro, que es músico, siempre le ha gustado mucho el arte, y yo veía a MAM a su lado en Un paso adelante. Me lo encontré una vez en la Plaza Mayor de Madrid. Yo tendría 13 o 14 años, acababa de empezar a ir a Ares, y le pedí una foto. Después, cuando coincidimos en el rodaje, se lo conté y me dijo: ‘¿No tendrás la foto?’. Pero no la tengo. ¡Qué pena!
-¿Ese rodaje te dio alas?
-Trabajar durante seis meses con MAM y el resto del equipo, aprenderme los guiones, levantarme, ir a ensayar... Fue el paso de poder dedicarme de lunes a viernes a lo que me apasiona. Antes de eso estudié Turismo, había hecho prácticas en un hotel, había trabajado de camarero, y cosas así, para mantenerme. Me pagaba un coach también. Yo me preparaba superbién, aunque luego no me cogían en nada. Ja, ja, ja. Pero, tenía bien claro que si me llegaba la oportunidad quería estar lo mejor formado posible.
-¿De aprendiz a actor real?
-Actor creo que eres antes y después. Tengo compañeros que son muy buenos y todavía no han tenido su oportunidad. Pero que te den un papel así, sí que te cambia la vida o puede cambiártela. Te abre las puertas de seguir en esa línea profesional y en el factor económico puedes empezar a ganar dinero, a tener un colchón y comienzas a sobrevivir como actor. Es una profesión muy inestable.
-¿Siempre quisiste ser actor?
-Quería ser futbolista, desde que tuve uso de razón hasta los 17-18 años. Pero en el colegio tuvimos que hacer un ejercicio de expresión corporal y yo tenía que mostrar rabia. La gente iba pasando y el resto se reía mucho. Cuando salí yo se dejaron de reír y se pusieron tensos. Entonces, dije: ‘¿Y esto? Me encantó y a partir de ese momento hablé con el entrenador, dejé el fútbol y se lo conté a mis padres. Lo recuerdo perfectamente como si fuera ahora, fue en agosto del 2012. Subí a Ares y en el paseo marítimo les dije: ‘Me he dado cuenta de que quiero ser actor’ .
-Y fliparon.
-¿Cómo no iban a flipar? Un chico que ha suspendido un montón de asignaturas, que ha querido toda la vida ser futbolista, y ahora dice que quiere ser actor. Además, tus padres quieren que estudies una carrera, algo normal. Piensan que ser actor es dificilísimo, que va por contactos y que tú no tienes ninguno. ‘¿Cómo vas a ser actor, hijo de mi vida? Si quieres haz teatro en la universidad, pero estudia’. Para ellos era una locura, entonces me puse a estudiar Turismo. Porque realmente empecé a ir a cástings y vi que la realidad no era gente que estaba en la tele, sino actores que malvivían.
-Pero te apoyaron de todos modos.
- Sí, siempre me han apoyado, pero querían que estudiara para tener otra opción si las cosas iban mal en esto. La universidad ha sido online, porque yo iba a teatro y me formaba para ser actor.
-Antes del sí, ¿hubo muchos no?
- Claro, todo el rato era no, no, no. Por eso yo también quise hacer caso a mis padres y meterme en Turismo, me queda una asignatura. Mira, hace años una representante me echó de su cartera de actores. Me quedé hecho polvo.
-Ahora te verá en «La casa de las flores».
- Fue increíble. Hice una prueba online y me avisaron al día siguiente de que Manolo Caro, el director, me quería ver en Madrid en una semana. Fui a hablar con él, me preguntó por el proyecto y le dije que me encantaba. Yo solo había leído una separata, un guion para la prueba, pero ya vi que el personaje era un bombón.
-¿Cómo es Alejo?
-Es un chico que es español y llega a México desde Estados Unidos, esto es importante. Ha tenido cierto contacto con Virginia de la Mora, y se mete en la familia de lleno. Juega un poco con la estabilidad emocional de ellos. Tiene algo que por momentos roza el deseo sexual, y eso les desestabiliza. Juega mucho con la línea entre lo malo y lo bueno. Pero no te puedo decir más, porque mi personaje es un spoiler, todo lo que te pueda decir te va a destrozar la historia.
-¿Lo de Estados Unidos es una pista?
-Bueno, ahí te lo dejo, ja, ja, ja. Yo creo que te va a gustar.
-¿Os parecéis?
-Creo que los dos somos muy simpáticos, ja, ja, ja. Pero, más que algo en común tenemos algo que nos diferencia. Él ha pasado por algo muy fuerte y yo afortunadamente no. Ese hecho es lo que le hace tener un carácter, que aunque sea extrovertido, no es frívolo. Sabe muy bien lo que vale cada detalle de la vida, el valor monetario, el del tiempo, el de las personas.. .Todo, y le da mucha importancia. No tiene una mentalidad como la de un chaval de 28 años normal, es distinto. Creo que ahí está su encanto.
-Para simpáticos Paco León y Cecilia Suárez, ¿quién te ha impactado más?
-Todos. Paco León, Eduardo Casanova, Cecilia Suárez... Para mí tener delante a Paco, que yo lo imitaba cuando hacía del Luisma en Aída y él lo sabe, fue brutal. Ha sido un sueño estar en este proyecto.
-¿Y tú eres de regalar flores?
-A mi madre, que creo que es la mujer que más quiero en el mundo, alguna vez sí. Es curioso, porque yo me apellido Rosa y mi madre se llama Blanca, así que las flores me pegan. Ja, ja, ja.
-¿Con quién sería un sueño trabajar?
-Con Antonio Banderas. Cada vez que he tenido el más mínimo sentimiento de derrota, me ponía una charla que él dio en la que relata su historia. Mi mayor sueño sería hacer la tercera de El Zorro. De pequeño vi esas películas muchas veces.