Macarena García: «Siempre vuelvo con acento gallego a Madrid»

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Tamara Arranz

Estudió en un colegio religioso, pero salió rebelde. Prueba de ello es su papel en «La llamada» o en la serie «La otra mirada». No para de trabajar y la acabamos de ver en la última temporada del éxito del momento. «Hay mucha verdad en 'Paquita Salas'»

13 ago 2019 . Actualizado a las 10:42 h.

Dice no ser consciente de la imagen que aparenta y confiesa que tiene carácter. Macarena García de la Camacha Gutiérrez-Ambrossi (sí, así es su nombre completo) convierte en oro todo lo que toca. Desde que recogió un goya en el 2012 por su papel en la película Blancanieves no ha parado de trabajar. La acabamos de ver en la segunda temporada de La otra mirada, en la que hace de una directora de colegio rebelde y feminista, y también en lo último de Paquita Salas, donde se ha puesto de nuevo a las órdenes de su hermano Javi para interpretarse a sí misma. Con aspecto de no haber roto un plato en su vida, nos descubre su lado más natural.

-Estudiaste Psicología, ¿hace falta tener mucha en el mundo del cine?

-Estudié solo un curso, no acabé la carrera, pero creo que es muy importante, en general, para todo en la vida. En el mundo del cine te ayuda también, por supuesto. Yo estoy yendo al psicólogo y me sirve mucho.

-Aitana, de «Operación Triunfo», también contó que va al psicólogo, ¿Queréis normalizarlo?

-Sí, cada día es menos tabú. Sobre todo las nuevas generaciones lo ven menos extraño, pero sigue siendo un poco tabú. Para mí es más que positivo, puede ayudar mucho a entenderse, a seguir creciendo y en momentos a salir adelante incluso.

-En «La otra mirada» eres una directora feminista y muy avanzada para su época. Ella quiere ser libre, ¿tú lo eres?

-Bueno, quien diga que es totalmente libre me parece un afortunado, es muy complicado en el momento en el que estamos y en el mundo en el que vivimos, pero todos intentamos ser lo más libres posible y yo estoy en ello. Supongo que como dijo Nina Simone: «La libertad es no tener miedo». Tiene que ver con eso. Con sentirse tranquilo y en paz, y estoy en la búsqueda evidentemente.

-Transmites mucha dulzura, ¿la aprovechas para salirte con la tuya?

-Ja, ja, ja, no. Soy lo más honesta posible siempre, y además de verdad.

-¿Esa imagen de niña dócil se corresponde con la realidad?

-Bueno, evidentemente tengo carácter y soy una persona que tiene las cosas claras. Con mis dudas, mis miedos y mis contradicciones, pero sí que tengo carácter y fortaleza. Creo que soy más compleja de lo que puedo parecer, aunque en realidad yo no soy consciente de la imagen que aparento.

-En tu Instagram compartiste imágenes en el 8M, ¿en el cine has notado la desigualdad?

-Sí, los datos hablan por sí solos. Todavía hay un mayor número, pero con mucha diferencia, de jefes de equipo, de directores, de guionistas... Es verdad que cada vez hay más conciencia del problema, se pone más la mirada en ello, y se toman decisiones para acabar con esta desigualad. Está habiendo un avance importante y lo agradezco muchísimo como mujer y ser humano, pero aún queda mucho trabajo que hacer.

-Estudiaste en un colegio del Opus. ¿Sabes qué les pareció «La llamada»?

-No, no lo sé. No estoy en contacto con el cole, pero sí con mis amigas y les pareció una maravilla, y supongo que al resto también. La llamada da justo un mensaje de unión, de respeto al que piensa diferente, y de empatía. Evidentemente, al que no le haya gustado el mensaje es porque no lo ha entendido bien.

-En «A pesar de todo» compartes elenco con Blanca Suárez, Belén Cuesta y Amaia Salamanca, ¿cómo fue?

-Belén es mi amiga desde hace muchos años y he compartido proyectos con ella, pero sobre todo amistad. Nos ayudamos mucho, tenemos una relación muy especial, pero con Blanca y con Amaia ha sido una sorpresa enorme de compañerismo. Son muy buena gente, ha sido un gustazo trabajar con ellas y estoy deseando volver a encontrármelas.

-¿Es menos competitivo de lo que pensamos el mundo del cine?

-Sí, creo que es menos mucho menos competitivo de lo que la gente se imagina, al menos desde mi prisma y en mi experiencia. Yo sobre todo me he encontrado con compañeros generosos, que se han alegrado de mis éxitos, y yo del de ellos. Cada uno tiene su camino, y de verdad que he tenido la suerte de encontrarme con gente generosísima. Es un mundo mucho más amable de lo que puede parecer desde fuera.

-¿Es difícil, siendo actriz, mantener amigos de fuera del sector?

-No, para nada. A mí me sale de forma natural y creo que es con mis amigos de siempre con los que me siento en casa. Forman parte de esto, de mi esencia, de lo que soy. Me siento en paz, para mí es fácil. Claro que cuando estoy trabajando fuera es más complicado, pero como yo estoy asentada en Madrid, mis amigas viven aquí, y siempre intento una vez a la semana, como mínimo, verlas.

-¿Qué papel es el que más te ha marcado hasta el momento?

-Es complicado porque acabas queriendo mucho a todos, y lo digo de verdad, pero, por ejemplo, para mí fue muy especial hacer de Consuelito en Amar en tiempos revueltos porque fue un personaje que tuvo recorrido. Crecí con él, aprendí muchísimas cosas de mis compañeros, del personaje en sí, cosas que a día de hoy sigo aplicando, entonces le tengo un cariño muy, muy especial.

-Tu salto a la fama fue con «Blancanieves», pero ¿qué otra peli de Disney te gustaría hacer?

-A mí siempre me ha encantado Aladín, lo que pasa es que llego tarde porque ya se ha hecho la película y estuvo hasta hace nada en el cine, pero me hubiera encantado hacer de Jasmine. Después, pues me gustaría hacer de una mujer guerrera como Mulán.

-Vas de triunfo en triunfo. ¿Qué te gustaría hacer ahora?

-Estoy muy abierta a todo, a retos y a cosas que me ilusionen y me motiven. Hacer una carrera de poquito a poquito, que se mantenga, es lo que deseo.

-En un capítulo de «La otra mirada» pudiste compartir plano con tu hermano, ¿estáis muy unidos?

-Disfrutamos un montón de ese momento, fue un regalo de la productora y una sorpresa, porque yo no me lo esperaba para nada. Hasta ahora no habíamos tenido la suerte de trabajar juntos como actores, pero sí que lo habíamos hecho como director y actriz, y pudimos poner mucho de nosotros. Además, hicimos de primos, entonces teníamos un vínculo familiar muy fuerte y sentimos que la mayor parte del trabajo ya estaba hecho por esa conexión. Desde pequeños los dos hemos estado muy unidos. Sí que es verdad que ahora nos ha unido además el trabajo, pero más que el trabajo, la pasión.

-También trabajas con él en «Paquita Salas», ¿cómo te llevas con Brays?

-Muy bien. Al final Paquita es un grupo de amigos. Nos entendemos, nos llevamos de maravilla y ha sido una suerte compartir este proyecto porque es lo más bonito que te puede pasar, el estar cerca de tus amigos del alma. Es una suerte, un regalo que nos han hecho mi hermano y Javi a todos.

-Como en la serie, ¿has dejado a algún representante?

-Sí, me he visto, por desgracia, en esa situación. Es complicado y da mucha pena, porque es verdad que los actores y los representantes tenemos una relación muy estrecha y creas ese vínculo personal. Hay mucho trabajo detrás, pero a veces, como en las relaciones personales, se necesitan más cosas, se precisa avanzar hacia otros lados y cada uno avanza hacia una dirección. Igual se tienen opiniones diferentes y se necesita tomar la decisión para seguir creciendo.

-¿Se parece en algo lo que vemos en la serie a lo que hay detrás de vuestra profesión?

-Se parece muchísimo, mucho más de lo que te puedas imaginar. Está hecho con humor, pero hay mucha verdad en Paquita Salas.

-En el primer capítulo te pudimos ver cantando, ¿cantas mucho en tu día a día?

-Sí, yo soy muy cantarina. Canto sin parar. Es de las cosas que más me gusta hacer del mundo.

-¿Y qué canción tienes ahora mismo en la cabeza?

-Pues hay una que me encanta de Morgan que se llama Volver. Me gustan muchos temas de ellos.

-En verano sueles estar por Galicia, ¿cuál es tu conexión con nuestra tierra?

-Mi bisabuela tenía una casa en Galicia que pasó a ser de mi abuela, y entonces tenemos la suerte de juntarnos toda la familia, que somos un montón de gente, allí. Todos los agostos desde que yo nací nos vamos a un pueblecito de las Rías Baixas. Tengo una conexión emocional superfuerte con esa tierra. Me encanta, en cuanto respiro esos olores me emociono.

-¿Qué te aporta estar aquí?

-Es como el descanso y la paz absoluta para mí.

-¿Un sitio imprescindible?

-Cuando voy me apetece mucho estar con mi familia y en las playas a las que he ido toda la vida. Me gusta mucho Pénjamo, un bar que está en la playa de Patos, siempre intento estar algún día por ahí.

-¿Sabes algo de gallego?

-Qué va, no sé nada, porque mis amigos de allí me hablan siempre en castellano, pero siempre vuelvo con acento gallego a Madrid.

-En tus visitas a Galicia no falta el Náutico de San Vicente do Mar, ¿irás este agosto?

-Me encanta, claro que iré. Allí se genera una energía preciosa. Se juntan música y naturaleza, y esas playas maravillosas. Hay un ambiente increíble y creo que es un lugar que tiene muchísima magia.