IAGO GARCÍAÁLEX LÓPEZ-BENITO
«Viradeira» ¿Por qué nos dejará con la boca abierta? ¿Quiénes son sus protas? ¿Qué es lo mejor de esta comedia? Hoy en YES respondemos a todas esas cuestiones y a una más: en «Viradeira», la nueva ficción de Voz Audiovisual que se estrena el 5 de noviembre en TVG, todos quieren recuperar un tesoro hundido en un naufragio hace 40 años en Dorneda...
29 oct 2017 . Actualizado a las 13:13 h.
Quédense con el título de Viradeira porque como su propio nombre indica es la serie que le va a dar la vuelta a la tortilla. ¿O acaso no saben cómo se llama ese plato de madera o de loza que sirve para eso? Pues eso, viradeira. La nueva ficción de Voz Audiovisual, que se estrenará el domingo 5 de noviembre en TVG, nos dejará con la boca abierta seguro. Y por muchos motivos distintos. El primero -y en los tiempos que corren es un mérito que deberíamos aplaudir todavía más- por la risa (o mejor dicho, la carcajada), que ha encontrado su formato en esta serie coral que comienza a emitirse dentro de una semana. No es una risa floja ni una risa boba sino una risa desmesurada que arranca con la fuerza de lo bien escrito. «Los guiones de Xosé Morais y Víctor Sierra, que comparten la idea de la serie con Alberto Guntín, recuperan la esencia de las comedias clásicas que -como apunta su director, Óscar Pedraza- recuerdan a Berlanga, Azcona o los hermanos Coen». Y no es una exageración desorbitada, sino una comparación del gran nivel creativo de quienes han estado al frente de los diálogos que vertebran esta historia en la que es tan importante lo que se cuenta como lo que no.
Los secretos son esenciales en este enredo que se impulsa con el atractivo de la aventura. Para que se pongan en situación, por primera vez en TVG vamos a ver a un protagonista capaz de enfrentar situaciones extremas en el fondo del mar, un Indiana Jones (Indianiño, «se o queren máis á galega») que hará todo lo posible por hacerse con un tesoro hundido. El actor Adrián Castiñeiras (en portada) es quien da vida a Héctor, un científico supercachas que llega a la villa de Dorneda a bordo del Medusa, un barco equipado con la más alta tecnología, para reflotar restos de un naufragio. Pero Héctor enseguida chocará con el microcosmos de los habitantes de este pueblo, menos hechos a los gadgets tecnológicos y mucho más avispados cuando se trata de capturar una riqueza que todos quieren para sí. A partir de esta confrontación entre el prota pijo y la recua de vecinos que a diario se juntan en el mesón de Carmela (Sabela Arán) se arman varias tramas con un nexo en común: el ritmo. «La secuencia de arranque -apunta el director, Óscar Pedraza- ya es una aventura, es una aventura cómica, con la que disfrutas y te ríes, pero al tiempo es una comedia clásica. Por eso hemos intentado que formalmente fuera diferente, que se acerque a las ficciones que se están haciendo a nivel nacional, con ópticas fijas y con cierto aire retro. Hay muchos actores a la vez en pantalla y queríamos también hacer un pequeño guiño a las técnicas antiguas, por eso hemos reproducido con una maqueta el hundimiento del barco, por ejemplo». Los exteriores son parte fundamental de la comedia, que se ha rodado en ocasiones en alta mar y en la que los actores han tenido que hacer cursos de buceo. «Eu baixei a ver os restos do Mar Egeo e non precisei dobre -señala Adrián Castiñeiras-, para min foi unha aventura moi real porque nunca me mergullara, e tamén para levar todo o equipo de submarinismo que soporta Héctor na serie necesitei poñerme en forma».
Volver a ser niños
En ese mirar hacia atrás clásico, los creadores de Viradeira han querido también darnos otra vuelta y devolvernos el espíritu de las películas que veíamos de pequeños: líos, peleas, dobles sentidos, equívocos... y el humor que hará ver que incluso personajes que son familia o muy amigos en realidad no se conocen. «Eu son unha rapaza sensata -apunta Sabela Arán, Carmela en la ficción, la dueña del mesón-, porque o resto son unha banda da que te podes fiar pouco». «Xa na miña casa lendo o guion escachaba coa risa, pero para min unha das maiores dificultades foi gravar na cociña con tantos elementos e ao tempo sen facer ruído, cortando comida, entre cacharros e cun dominio do raccord (da continuidade) que non sabes ti. Todas as accións teñen moito ritmo e houbo que aprender a traballar desta forma», indica. Entre Sabela y Adrián, o Carmela y Héctor, no hace falta que les diga que saltan chispas, claro, otro de los motivos para que este vaivén mariñeiro los lleve en ocasiones a lo más alto y en otras los deje tirados con muuuucha resaca.