«Yo abandoné a Jon Kortajarena»

Ana Montes

YES

ASDF

No le duelen los tres Goyas que atesora para seguir siendo la Candela rotunda, espontánea y sincera que conocemos. En su nuevo trabajo será Andrea, una actriz, ella que como actriz ha tenido la ocasión de abandonar a dos hombres. Lleva una vida trepidante y confiesa: «¡Veo Movie Record y ya la lío!»

29 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Le gusta pasar desapercibida y defiende la normalidad del actor como persona, lejos de un estatus que a veces se le adjudica. Sus problemas son los de cualquier persona. Hace un mes del estreno de El tiempo de los monstruos, del director Félix Sabroso (Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí), con Javier Cámara y Carmen Machi, donde desde la fantasía se reflexiona sobre la ficción y sus límites. Ahora, la actriz espera con los brazos abiertos un papel «grande, de protagonista y con tiempo». Porque aunque hace unos meses disfrutamos de ella en la taquillera Kiki, el amor se hace, «entre ese rodaje y este ha pasado un año, y yo necesito trabajar muchísimo y no me duelen prendas en decirlo», confiesa con esa misma sinceridad con la que nos contó que para la entrevista la pillamos cocinando lentejas.

-¿Ha costado esta película?

-Ha costado aunque tiene un director brutal, un gran reparto y posiblemente uno de los guiones más brillantes que me he leído. Pero la hemos tenido que levantar entre nosotros, la hemos hecho todos sin cobrar, excepto el equipo técnico.

-Esta es una realidad que está viviendo el cine.

-Sí, la cosa está cabrona. Y sin embargo, los actores a veces queremos hacer trabajos muy por debajo de nuestro caché porque creemos en ellos. Pero muchos creadores con talento lo tienen jodido, porque hay mucho proyecto creado en los despachos para que funcione en taquilla. Hay que dejar a la gente con talento hacer la película que quiere aunque también haya que hacer cosas para comer.

-Como «El tiempo de los monstruos», una película de autor.

-Exacto. ¿Qué hubiera sido del cine sin Truffaut? Esta es muy realista y muy lúcida. Félix es uno de los directores con más talento con los que he trabajado en mi vida, pero creo que, como los grandes sabios, la gente se dará cuenta tarde. Ha escrito y dirigido películas premonitorias como El grito en el cielo, que hablaba de lo que está sucediendo ahora en la televisión y el extraño fenómeno alrededor del éxito. Mira Nadal, que por ser ahora el número tres en vez del uno ya contemplan que está acabado, cuando no pasa nada. Así que está muy bien pensar que nada es lo que parece y que todo puede tener varias lecturas.

-¿Y que todos somos un poco personaje, marionetas?.?

-Y que te puedes querer levantar cada mañana eligiendo ser uno diferente, porque a lo mejor fuera se van a inventar uno que no eres. No eres ni el perdedor que cuentan ni el ganador ni lo feliz que dicen.

-Y puedes incluso intentar crear tu propio final, como hacen los personajes de esta película.

-Sí, e intentar reinventar y crear tu felicidad.

-¿Cuál es el final que te gustaría poner a tu vida?

-Haber sido feliz mientras he vivido. Y no darme cuenta tarde. Porque solemos darnos cuenta tarde de lo que va la vaina de la vida. Dedicamos mucho tiempo a ciertas cosas innecesarias.

-¿Qué es para ti vivir una vida de cine?

-¡Madre mía, es que las vidas de cine pueden ser tan terroríficas! No entiendo cuando la gente dice: «ha estado de cine». Serán películas de las que a mí no me suelen gustar. Las que me gustan suelen ser una tortura china.

-¿O sea que tu vida no es de película?

-Si mi vida fuera de película, sería de una película de cuarta y no nominable (risas). Tampoco sabría encajarla en un género. Yo llevo una vida trepidante, pero me metí en esta profesión porque soy vividora: me gusta vivir, y quiero vivir y ser vivida.

-¿Alguna vez te ha apetecido abandonar un rodaje?

-Jamás, jamás. Yo tengo la impresión de que molesto en muchos sitios, que no estoy en el sitio y en el momento indicados. Pero delante de una cámara es el sitio donde tengo que estar. He crecido en una sala de cine. Y cuando ruedo o estoy en una sala estoy completamente tranquila. Yo veo Movie Record y ya la lío.

-¿Cuál es la fantasía que más te gustaría cumplir?

-Si pudiera pedirle algo a la lámpara maravillosa le pediría ayudarme a estar más cerca de ser la actriz que soñé ser. Aún estoy lejos, pero cada vez más cerca porque me queda menos tiempo. Ahora me gustaría hacer una película como protagonista. El día que me toque eso será la lotería. Pero tengo que hacer un papel fuerte, grande, que tenga tiempo. Porque en películas corales, los personajes son más cortos. Pero faltan películas hechas con más tías. Ahora en las pelis hay mucho hombre.

-¿Te sientes reivindicativa?

-No, en absoluto. Soy ciudadana del mundo y no ejerzo de actriz las 24 horas del día. Entonces tengo los problemas que tiene cualquier persona, y como actriz no estoy mejor colocada socialmente, sino en un sitio normal. Yo no expreso mis preocupaciones más que cualquier otra persona. A todos nos preocupan las mismas cosas, sean desahucios o no pagar las facturas. Pero como lo diga un actor, ya la has liado.

-¿Por qué nos duele escuchar las verdades de otros?

-No lo sé, pero algunos actores no cuentan la milonga como es. Yo quiero que tú ames un oficio, no que te inventes una vida que no es, porque si no, es una desilusión. Ser actriz es interpretar, querer ser otros, contar verdades reales o que no existen, hacer que la gente fantasee con tus historias, pero no que los actores fantaseen con lo que no es la profesión.

-Hablando de ponerse en piel ajena, este verano has rodado «Pieles».

?Sí, y ha sido una maravilla trabajar con Eduardo Casanova. Va a hacer un cine brutal porque tiene una visión del mundo espectacular. Va a ser polémica. He sido superfeliz rodándola, y porque haya contado conmigo, ya que es una peli muy personal en la que ha contado con gente que él quiere, a su círculo, mientras yo no le conocía. Pieles habla de la exclusión social y me he sentido identificada.

-¿Qué más te ha gustado de ella?

-Hacer un papel en el que yo abandoné a dos hombres, uno de ellos es Jon Kortajarena, porque me quieren por mi físico. Comprenderás que para una mujer es una maravilla (risas).

-¿Te gusta sentirte parte de la manada, una más?

-Depende de en qué situaciones. En el equipo soy una más y no tengo el ego de sentirme más que nadie porque actrices, técnicos o maquilladores somos iguales. Pero luego sí tengo mi propia línea de pensamiento que a veces puede molestar. Entonces es cuando no me dejo influenciar por la manada.

-¿Y cuándo te gusta pasar desapercibida?

-Suelo pasar siempre desapercibida, e incluso elijo vivir en sitios donde la gente va poco al cine. Pero cuando me pasa algo, se me nota. Soy muy mala actriz para mi vida, y mis amigos enseguida me lo notan. Si estoy contenta y feliz, te monto una feria, pero si no, no. Y tampoco soy de las que hablan de cosas que no saben.

-Dice Eduardo Casanova que «la mezcla es lo único que hace evolucionar». ¿Alguna mezcla enriquecedora?

-Trabajar con Félix Sabroso y ser parte de esta profesión. Como en el mundo de los perros, conoces a gente de razas increíbles que a veces piensas que hacen una mierda de trabajo, pero se juntan unos y otros y salen maravillas. La mezcla es el quid de la interpretación.