La mano que estremece la cuna

Silvia Ramos

YES

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Al final, la niñera ha sacado las uñas contra el clan Pantoja. Solo mantiene su amor incondicional por Chabelita, que ya ha dicho que es hora de que se compre una casa y se marche de la suya. Un drama

16 jul 2016 . Actualizado a las 17:59 h.

Que hable una niñera es lo más parecido a que lo hagan las paredes. Un peligro. Y más cuando la mujer en cuestión se ha pasado media vida lavando los trapos sucios de una familia. Esa es Dulce Delapiedra. La misma que cuidó de Chabelita desde que llegó a España y acompañó a su madre, Isabel Pantoja, en la salud y en la enfermedad. ¿En la riqueza y en la pobreza? Va a ser que pobreza nunca hubo. Pero cuando entró Julián Muñoz con las famosas bolsas de basura que mencionó su exmujer, Maite Zaldívar, la cosa cambió. Vaya si cambió. Y lo hizo aún más cuando la niña decidió salir por patas de Cantora, cansada de vivir bajo el yugo del clan. En ese momento, Dulce la acompañó para volver a ejercer de nani, pero esta vez del bebé de su niña. Porque Chabelita es su niña. Lo dejó bien clarito en directo y en prime time.

«Dejad en paz a mi niña», dijo una Dulce no tan dulce a golpe de llamada en Sálvame Deluxe hace un año. La amenaza, nada velada, iba para la prima de Chabelita, Anabel Pantoja, y, por extensión, a todo el clan. Esa noche -que Chabelita estaba pasando en Honduras como concursante de Supervivientes- Anabel esperaba enfrentarse al polígrafo. Lo que nunca se hubiese imaginado es que la niñera iba a entrar en directo para defender a una Isa -prefiere que la llamen así- que no podía defenderse. Eso sucedió el verano pasado. Tampoco nadie hubiese apostado a que en esta edición la que se marcharía a la isla sería ella para visitar a la niñera. Allí, entre coco y coco, Dulce se ha quedado a gusto. Pero aún se quedó más a la vuelta.

DONDE DIJE DIGO...

Recién llegada a España, Dulce protagonizó el titular de los titulares: «Sufrí acoso sexual en casa de Isabel Pantoja». Se refería a la época de Julián Muñoz. La cosa no pintaba bien. Ya antes de que saliese esa portada a la luz, la nani se ganó una bronca de Jorge Javier, que quiso adelantar sus declaraciones en directo y se dio contra una pared. Ella empezaba a arrepentirse. Y con la siguiente gala, reculó. «Sufrí acoso, pero no sexual», matizó con cara de arrepentimiento. La siguiente portada sería de su niña. Isa Pantoja salió en defensa de su «segunda madre», y advirtió: «Ayudaré a Dulce. Yo me acuerdo de cosas».

La niñera mantiene que a los Pantoja «les vine bien hasta que me rompí». Habla de sus problemas de espalda, que hicieron que fuese menos útil en la casa hasta que, definitivamente, la abandonó. Ahora bien, ¿cómo se pasa de ir del brazo de Isabel Pantoja a ser su mayor enemiga? Y, lo que es aún más complicado, ¿cómo puede su niña seguir defendiendo a las dos?

El psicólogo Manuel Lage nos da las claves de la respuesta. «Cuando alguien entra dentro de tu casa, esa persona acaba también internándose en una relación afectiva. No deja de trabajar para una persona con la que pasa las 24 horas, por lo que mantener la distancia es muy difícil. Una decisión empresarial de despido se toma como algo personal, debido a que el interno acaba viviendo la vida de la familia para la que trabaja», explica el experto, que añade que «si a todos nos pasa que nos llevamos el trabajo a casa, es muchísimo más difícil mantener la frialdad emocional cuando estás compartiendo tu vida en el trabajo». Como en La mano que mece la cuna Dulce vivió la vida de Cantora como la suya propia, aunque a diferencia de la película, no parece que quisiese adueñarse de ella. En este sentido, Lage también tiene palabras para Isa, que continúa defendiendo a su cuidadora contra viento y marea, al contrario que el resto de los Pantoja.

LA MADUREZ DE ISA

No olvidemos que a sus 23 años tiene una madre adoptiva que acaba de pasar por la cárcel, una biológica a la que descubrió a golpe de portada contra su voluntad y otra que la crio, pero que está enfrentada a su familia adoptiva. «Es muy sensato y demuestra madurez y afecto el hecho de que Isa asuma que Dulce está contando sus experiencias como parte de su vida. Pero de alguna forma también sigue perteneciendo a su familia adoptiva, por lo que tienen el corazón partío», considera el experto. Pero de momento, Dulce sigue meciendo (que no estremeciendo) la cuna de Alberto, el hijo de Isa. Eso sí, parece que su niña ha aprendido de los errores. Porque ya ha comentado públicamente que Dulce debería comprarse una casa para vivir su propia vida con lo que ha ganado tras su paso por el reality. Vamos, que Isa le ha venido a decir a ella y a toda España que ya es hora de que abandone la suya. La benjamina de Cantora no quiere repetir la jugada. Visto lo visto, querrá que su hijo solo tenga una madre. Por si las moscas.